Cuando el barco del capitán Murphy encuentra en medio del mar de Bering el 'Antonia Graza', un espléndido navío desaparecido en 1962 en extrañas circunstancias, la tripulación y su capitán deciden tomar posesión del mismo atendiendo a las leyes del mar… a pesar de las malas vibraciones que les transmite. Así se entiende que el capitán prevenga a sus hombres para que avancen con pies de plomo. Lo que ya no se entiende tanto es lo que sucede a continuación. Que la ciencia te acompañe no se lo traga.

El diálogo

-Bien chicos, estad atentos. Mirad dónde pisáis. La oxidación ha podido convertir la cubierta en arenas movedizas –advirtió Murphy a su tripulación-. Avanzaremos hasta la proa y luego comprobaremos el puente.

Y como inevitablemente sucede en la práctica totalidad de las películas que incluyen advertencias de este tipo, casi de inmediato uno de los integrantes de la tripulación comprobó cómo, por culpa de la oxidación, el suelo de la cubierta desaparecía bajo sus pies tragándoselo sin darle tiempo siquiera a decir esta boca es mía y haciendo bueno el aviso del capitán Murphy.

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