Isaac Sánchez (Badalona, 1983), llegó a YouTube cuando todavía era una plataforma por descubrir. Sin embargo, pronto se convertiría en su territorio, y aparecería el que ha sido su alter ego durante más de una década: Loulogio. Hasta la fecha, decenas de vídeos, más de 700.000 seguidores que superan los 133 millones de reproducciones, y miles de seguidores en las redes sociales le han servido para ganarse la vida como youtuber y cómico.

Para la sorpresa de la inmensa mayoría de sus fans, el pasado 4 de enero de 2018 publicaría un vídeo en su canal titulado ‘Adiós Youtube, adios Louli’, en el que anunciaba su ‘separación’ del personaje que le ha dado la fama en los últimos tiempos. “Solo se vive una vez. Tengo 36 años y cuando tenga 80 quiero haber dedicado al menos la mitad de mi vida a lo que me apasiona de verdad”, explicaba. Entonces anunciaba su paulatina desaparición de las redes hasta el mes de septiembre –ahora- y el inicio de la que sería su última gira: The last batamanta.

Precisamente este sábado, el cómico, actor de doblaje, monologuista y profesor de artes, regresa a Zaragoza con el show con el que se despedirá para siempre de los escenarios, en este caso en el Teatro de las Esquinas el próximo domingo, día 15, a las 22.30. La despedida definitiva tendrá lugar el 27 de septiembre a las 21.00 en Barcelona.

“El objetivo es que la gente venga a pasar un buen rato al teatro y sobre todo que se ría”, afirma Sánchez, creador de vídeos tan conocidos como ‘La Batamanta’ –con más de 8 millones de visualizaciones- o ‘La chorrimanguera’ –con 7 millones-, entre otros. El badalonés recuerda que comenzó a subir vídeos a Youtube “cuando eso todavía era campo”, bromea.

“Este mundo me lo encontré por el camino. Recuerdo que subía vídeos para mis amigos y que nadie se dedicaba a esto profesionalmente. Fue entonces cuando descubrí que hacía reír a la gente. Para mí esta etapa, que ha durado 7 años de mi vida, ha sido algo inesperado. Un regalo”, admite.

Hoy recuerda perfectamente cuál fue su primer vídeo publicado en la plataforma: “La primera experiencia fue un vídeo de cumpleaños para un amigo que estaba lejos. Era una parodia de un videoclip de la banda U2”, recuerda Sánchez.

Hoy, si echa la vista atrás, reconoce que todavía le resulta increíble todo lo que ha vivido y hasta dónde ha llegado gracias a Youtube. “Es cierto que al final te acostumbras, pero sigue pareciéndome una película. Todavía recuerdo la primera vez que me escribió un fan de Huesca. ¡De Huesca!, o mejor aún, la primera vez que vi mi propio club de fans en la red”, explica.

Sin embargo, también explica que, desde bien pequeño, siempre ha soñado con convertirse en dibujante profesional. Apuesta que emprende ahora, ya que pretende dedicarse al mundo del cómic de manera íntegra. “Cuando estoy dibujando no siento otra cosa, me olvido hasta de comer”, afirma.

Más allá de la comedia

“Sé que es una decisión complicada y muy arriesgada porque lo que he logrado hasta hoy es un auténtico regalo, pero necesito intentar vivir de lo que realmente me apasiona. Lo que quiero es contar historias más allá de la comedia”, resume.

En cuanto si la tarea de hacer reír al público se le ha vuelto más sencilla con los años, asegura que todo lo contrario: “no creo que nadie considere que hacer reír es fácil. Es un trabajo que conlleva una gran responsabilidad porque la gente paga por hacerles reír, y tienes que hacerlo”.

Finalmente, en torno al reciente debate abierto sobre si existen o no límites en el humor, asegura que “el humor tiene que tener cierto ingenio, no simplemente señalar y basarse en reírse de la diferencia”. “Desde luego, si alguien se tiene que sentir ofendido en mi show soy yo mismo”, indica Sánchez.