Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Por qué me huelen los pies a queso

Empecemos contando: ¿dónde hay más glándulas sudoríparas por centímetro cuadrado: en el sobaco o el pie? Pero ¿qué tienen en común los pies y los quesos?

Un variopinto ecosistema de microbios prolifera en el sudor
Un variopinto ecosistema de microbios prolifera en el sudor
Ouch Charley

Si pensabas que nada suda más que tus axilas, te equivocas. En la planta de los pies hay 600 glándulas sudoríparas por centímetro cuadrado. Es decir, centenares más que en el sobaco. Juntas secretan una abundante sopa de sales, glucosa y aminoácidos que a las bacterias les vuelve locas. Y eso convierte la planta de los pies -y los calcetines, si llevamos- en el caldo de cultivo perfecto para que proliferen bacterias. Un microscópico pero variopinto ecosistema de microbios.

De todas las bacterias de los pinreles, la que más contribuye al hedor de los pies es el Staphylococcus epidermis, que degrada la leucina del sudor y produce ácido isovalérico. Da la coincidencia de que este ácido también esta presente en muchos quesos, y les da a ambos un aroma agrio y rancio. El queso con más 'olor a pie', dicen los expertos, es el queso belga Limburger.

Otra sustancia que contribuye a que los pies apesten es el diacetilo (butano-2,3-diona), un producto de la fermentación del sudor que también es responsable del sabor característico de la mantequilla. Ácido, desagradable y presente también en la axila.

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