El bronceado, el sudor y las tonalidades típicas del verano influyen considerablemente en la forma de maquillarse en esta estación. No solo cambian las tendencias sino el modo en el que se aplica la cosmética en la piel. Incluso puede ser recomendable adquirir algún producto específico para esta época del año.

Así, los veranos demandan frescura y naturalidad tanto en el rostro como en el 'look' en general. Por eso, en primer lugar, se recomienda no abusar del maquillaje para conseguir ese efecto y, sobre todo, no recurrir a los tonos oscuros y fríos, además de contar con antiojeras o corrector para tapar posibles manchas o imperfecciones producidas por el sol. Por ello, para los ojos, se prefieren los colores cálidos, como los marrones o nudes, perfilados con un 'eyeliner' en un tono un poco más fuerte. Siempre bien difuminados para iluminar la mirada.

Precisamente para ese aporte de luz tan necesario en verano, es aconsejable hacerse con un iluminador que, preferiblemente, se aplicará en el lagrimal del ojo, marcando la línea de la ceja o, incluso , en la parte superior de los pómulos.

El maquillaje facial debe ser lo más liviano posible, evitando los compactos y apostando por polvos sueltos y translúcidos que escondan los posibles brillos de la cara derivados del sudor. Igualmente, los tonos deben situarse en la gama de los tierra sin que sean muy oscuros.

Los labios pueden ser el elemento más llamativo del maquillaje. En fucsia, naranja o rosa, y siempre apostando por el brillo, los gloss y los carmines son buenos aliados para los meses estivales.

Y si se está ante una ocasión especial o una velada nocturna, el toque más sofisticado lo pondrá la máscara de pestañas.