Tener un propósito

En tiempos de rápidos cambios, que generan incertidumbre, es fundamental ser conscientes de cuál es nuestro objetivo, nuestro propósito, personal y colectivamente.

Carlos Barrabés, fundador y presidente de Grupo Barrabés.
"Este es el momento ideal para emprender porque se está construyendo un mundo mucho más grande que el que había"

Nuestro paisano Carlos Barrabés, una de las personas más influyentes en nuestro país, y fuera de él, en todo lo relativo a cambio y transformación digital, ha publicado recientemente una reflexión sobre el abordaje de estos tiempos de tanta liquidez e incertidumbre, que ha glosado con el término ‘meaningful innovation’. En ella propone la necesidad de recuperar el sentido del propósito de la especie humana, para orientarnos en este proceso de cambio con un norte claro, que él considera que son los ‘objetivos de desarrollo sostenible’ (ODS) propuestos por la ONU. De lo contrario, afirma, la ausencia de un propósito puede llevar a la humanidad a un destino no deseado y repleto de consecuencias a evitar.

Lo que Carlos Barrabés plantea para la humanidad, Simon Sinek, en su extraordinario y sencillo libro ‘La clave es el por qué’, ya lo planteó respecto de las organizaciones, descubriendo, y advirtiendo a su vez, que aquellas organizaciones que saben para qué existen y tienen un sentido del propósito claro, curiosamente son las que triunfan en tiempos de incertidumbre. Porque, insiste Sinek, en tiempos de incertidumbre como los actuales, no importa lo que haces, ni siquiera cómo lo haces; lo que verdaderamente importa es para qué lo haces. Y cuando conectas tu propósito organizacional con el propósito de las personas de tu organización, entonces surge esa identidad corporativa en la que las personas se mueven por lo que les mueve y apasiona internamente, siendo una fuente inagotable de empuje y logro personal y organizacional.

El propósito. La razón por la cual existimos. La razón que marca nuestros pasos y consigue que tomemos unos caminos y no otros. La razón que moviliza nuestra pasión y nuestra motivación interna como energía renovable e inagotable. El propósito en la humanidad, en las organizaciones… pero también en la persona, en singular.

Hasta tal punto es relevante el propósito personal que incluso el modelo educativo finlandés ya estableció hace muchos años la posibilidad de que sus estudiantes disfrutaran, una vez terminados los estudios, de un año sabático con la intención de encontrar su lugar en el mundo, su razón para existir, la conexión entre todo lo aprendido y la acción que con su trabajo generará un impacto en el mundo. Es lo que ahora los americanos llaman ‘gap year’ y que tan frecuente se está convirtiendo en el país americano, quizás debido a ser los más conscientes de que el mundo cambia a una velocidad de vértigo y es necesario encontrar el norte personal.

Y es que, como dice Carlos Barrabés, todo cambia tan rápido que el propósito es lo único que no debe iterar. Estamos cada vez más acostumbrados a ‘surfear’ la ola, olvidándonos de que lo importante es mojarse, sentirse parte de algo más grande. El mundo en el que vivimos necesita tecnología, sí; y sin duda la tecnología acelera el cambio. Pero no es lo sustantivo, sino lo adjetivo. Lo sustantivo somos nosotros, y lo sustantivo requiere de tiempo, de espacio, de serenidad, de consciencia, que nos permita tener claro nuestro norte. Personal, organizacional y como humanidad.

Vivimos tiempos de incertidumbre, pero la única certeza somos nosotros. Cuanto más tiempo dediquemos a ser conscientes de nuestro propósito, personal, organizacional y como humanidad, más probabilidades tendremos de ser felices y de hacer felices a los demás. Está en nuestras manos.