De las canicas al churro va, así se divertían los jóvenes en los ochenta

En aquellos años, la calle era el principal escenario de juegos de los niños y adolescentes, que disfrutaban realizando actividades al aire libre, con vecinos y compañeros de colegio.

La rayuela era uno de los juegos preferidos por los jóvenes de aquellos años.
La rayuela era uno de los juegos preferidos por los jóvenes de aquellos años.
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¿Qué imagen te viene a la cabeza al oír las palabras resistencia y quinta columna? Si lo que te imaginas guarda relación con el gremio de la construcción y sus materiales, entonces es que tienes menos de cuarenta años y no has jugado nunca a emular las aventuras y desventuras de los protagonistas de 'V. Invasión Extraterrestre'. Una mítica serie de ciencia ficción emitida entre 1983 y 1985, que se convirtió en la principal fuente de inspiración para miles de chicos y chicas que jugaban a  convertirse en los líderes de la Resistencia; mientras otros cientos preferían emular a los Visitantes y ponerse al servicio de Diana, su comandante suprema.

Este es uno de los muchos juegos que se popularizaron en la época de los años ochenta y noventa del siglo pasado, cuando no se estudiaba ESO, sino EGB y la calle era el principal escenario de juegos.

Pero al margen de lagartos y salvadores de la tierra, en aquellos años se jugaba a otras muchas cosas. Aquí les dejamos un breve recopilatorio de los juegos y entretenimientos más populares.

Polis y cacos. Es el juego más popular de aquellos años, en los que las aceras de la calle y los parques próximos eran el principal reclamo de los más jóvenes. El juego, una variante moderna del popular escondite, consistía en dividirse en dos equipos, unos eran los buenos y otros los malos. Los buenos (polis) tenían que encontrar a los cacos y atraparlos. Cuando se conseguía coger a todos, se intercambiaban los papeles.  Balón prisionero. Dos equipos de amigos luchaban por eliminar al mayor número posible de contrincantes con la ayuda de un balón. Para ello, solo era necesario un campo, dividido en dos partes y mucha puntería, porque el juego consistía en darle al rival con el balón para eliminarlo. Si la pelota no tocaba el cuerpo, había posibilidad de contraatacar.  Churro va. Este es el juego que más temían los padres porque no había tarde que algún niño no terminara en el ambulatorio con alguna contusión en el dedo o la mano. Su metodología era muy sencilla: un grupo de niños se colocaba en fila contra la pared, con la cabeza metida entre las piernas del que tenía delante y el equipo contrario se dedicaba a saltar encima de ellos, uno a uno, hasta que el 'churro' (los niños que aguantaban la carga) no podía más y se rendía. La variante más dura era el 'churro valenciano', ya que aquí los niños no se tiraban de uno en uno, sino todos a la vez encima del churro.  Bote 'estampao'. Para este juego solo hacía falta una pelota y mucha picardía. Un niño del grupo tenía que buscar al resto de compañeros que estaban escondidos. Únicamente era necesario ver el lugar donde estaban escondidos para ganar, pero si uno de los niños ocultos lograba darle a la pelota sin que el que la pagaba lo viera, entonces 'salvaba' al resto de compañeros al grito de: ¡Bote, bote por todos mis compañeros y por mi el primero! Canicas. En un principio, esta actividad, que se remonta a la Antigua Grecia, era principalmente femenina y consistía en meter una bola de cristal en un agujero, con el menor número posible de toques. Su variante más popular son las tabas, huesos pequeños de cordero, con cuatro caras diferentes que se usaban como si fueran dados. Se lanzaban al aire y dependiendo de la cara que salía, se ganaba o perdía. Algunos niños pintaban y decoraban las tabas, y estas alcanzaban un mayor valor entre los rivales. Rayuela. El suelo se transforma en un lienzo donde se dibuja con tiza varios cuadrados con números que van del 1 al 10. El juego consiste en ir tirando una piedra pequeña (tejo) en cada cuadrado, sin que  toque las rayas externas. El jugador irá saltando los cuadrados de uno en uno hasta llegar al cuarto piso, donde hay dos casillas y puede apoyar los dos pies, igual que ocurre en el sexto piso, donde están los números 7 y 8. El objetivo es tirar la piedra en todas las casillas. Gana quien acabe antes.  Gomas y combas.  En la primera de estas variantes se usaba una goma que se colocaba tirante, sujeta a los pies de dos personas, mientras una tercera hacía saltos y movimientos con ella. En el caso de la comba, también conocida como salto a la soga, dos personas la sujetaban con las manos y la hacían girar mientras una tercera saltaba.  Pañuelo. Esta actividad sigue siendo una de las preferidas cuando los chicos se van de campamentos. Uno de los jugadores se coloca en medio de un campo y dos bandas rivales a cada lado, con sus jugadores nominados con un número. La persona que tiene el pañuelo  dice un número al azar y al que le toque tiene que correr y coger el pañuelo más rápido que el contrincante.

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