'Hola, buenas noches!', el corto que denuncia las condiciones de los repartidores de comida a domicilio

En el vídeo se ve como un repartidor que circula por Valencia decide dejar el trabajo con una reflexión final sobre sus condiciones laborales.

El repartidor interpretado por el actor Carlos Vera
'Hola, buenas noches!', el corto que denuncia las condiciones de los repartidores de comida a domicilio
Pau Rodilla

Un repartidor de comida a domicilio en bicicleta circula por las calles de Valencia. No se conoce la compañía para la que trabaja, pero por la mochila que carga a sus espaldas bien podría ser para Glovo, Deliveroo o Uber Eats. Mientras viaja hacia su próximo destino, el repartidor, interpretado por el actor Carlos Vera, reflexiona sobre las condiciones laborales de estros trabajadores y la realidad de los pedidos a domicilio.

"A tomar por culo, lo dejo". Así comienza 'Hola, buenas noches!', escrito y dirigido por Pau Rodilla y presentado en el festival Notodofilmfest, que ya ha superado las 45 mil visitas en Youtube. En este corto, de apenas tres minutos, se puede ver como el protagonista, enfadado tras una mala experiencia con su último pedido, decide dejar un trabajo en el que, según él, se pasa doce horas subido en la bicicleta por 400 euros al mes.

Sin embargo, el repartidor no solo denuncia las condiciones laborales de este colectivo, sino que también realiza una reflexión más general: "¿En qué momento se nos ha ido tanto la puta cabeza que somos capaces de pedir un bocata a domicilio del bar de abajo?. Vale, está claro que los tiempos cambian, joder. Pero, ¿de verdad es una mejora tener un ejército de esbirros deambulando por la ciudad satisfaciendo los impulsivos deseos de esta sociedad enferma?".

Al final del trayecto, el repartidor reflexiona sobre la creación de "una industria del falso tiempo libre que creemos recuperar cuando hacemos la compra por Amazon, nos barre la casa un robot con nombre de género musical cubano o pedimos cualquier mierda con una aplicación de reparto", y prosigue describiendo que "el nuevo lujo del mileurista es que otro trabajador que cobra aún menos que tú haga el trabajo que no te apetece hacer".

Pero lo impactante del corto llega al final, cuando el protagonista baja de su bicicleta tras haber asegurado que "somos esclavos de día, pero señores feudales de noche" y en su portal recoge un pedido que le traía otro empleado que llevaba un tiempo llamando su puerta.

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