Los llevamos siempre encima y ya no sabríamos vivir sin ellos. En muy pocos años los teléfonos móviles se han convertido en pequeños ordenadores de bolsillo que nos sirven para comprar las entradas del teatro, hacer fotos, ver una película, mensajear a los amigos, leer 'La pregunta del día' en HERALDO, actualizar Facebook... y para hablar, claro, aunque a estar alturas eso es casi lo menos importante.

Con los años, los móviles han pasado de los primitivos 1G de los años 80, con los que solo se podía hacer llamadas y enviar mensajes de texto, al actual 4G y al 5G que asoma en el horizonte.

El salto a internet llegó en los años 90, con los 2G. Nacía así la telefonía digital, que aumentaba la capacidad de envío de datos de los terminales.

Sin embargo, aquello estaba todavía en pañales. Fue con el cambio de siglo, y con la aparición del 3G, cuando los móviles comenzaron de verdad a ser ventanas a internet. 

Esta nueva tecnología permitía cargar una página web en 10 segundos y alcanzó velocidades de 2 megabits por segundo.

Sin embargo, pronto se quedó corta para las necesidades de los usuarios. Nació así el 4G, que es el más rápido hasta la fecha.

Con él se consiguen velocidades de 100 megabits en movimiento y 1 gigabit en reposo. Este tipo de conexión es similar a las del ADSL de la línea fija que tenemos en casa, y es entre cinco y 10 veces más rápida que la 3G.

Aun así, los expertos en tecnología ya anuncian la llegada del 5G, que podría estar en nuestro teléfonos en torno al año 2020.

Y el salto será enorme: esa futura tecnología alcanzará velocidades de hasta 1 gigabit por segundo, lo que la hará unas 100 veces más rápida que la actual 4G. Toda una revolución en el mundo de internet.

Pero, a todo esto, ¿qué significa la G que acompaña a todas estas tecnologías? Algo tan sencillo como 'Generación', que en el caso de los móviles ha pasado de la primera a los albores de la quinta en apenas unas décadas.

Y solo es el principio...