Un hito en la lucha de las mujeres

Una multitud de mujeres y hombres llenó ayer las calles en Aragón, en toda España y en el resto del mundo. El objetivo de la jornada de huelga no era tanto paralizar la vida cotidiana, como colocar la lucha contra el machismo en el centro del debate. Y se consiguió. Son imprescindibles medidas para superar la injusta discriminación de la mujer.

Manifestación del Día de la Mujer en Zaragoza
Manifestación del Día de la Mujer en Zaragoza
Aránzazu Navarro

La jornada de ayer será recordada como el día en que las mujeres españolas dieron un fuerte aldabonazo para decir basta, denunciar las múltiples discriminaciones que padecen y exigir medidas que permitan superarlas. Este 8 de Marzo tiene que suponer un punto de inflexión, en cuanto a la concienciación de toda la sociedad, hombres y mujeres, sobre la gravedad de esta injusticia y, también, en cuanto a la implementación de políticas que la corrijan.

Aunque partidos y sindicatos hayan intentado instrumentalizar el sentimiento en contra de los abusos machistas, los hechos demuestran que es una expresión transversal, que va más allá de la edad, las clases sociales y las ideologías. Siempre habrá, ciertamente, algunos reductos de personas que rechacen la reivindicación igualitaria, como puede haber algunos excesos que conviertan el feminismo mal entendido en una ideología excluyente. Sin embargo, la igualdad entre hombres y mujeres, recogida en el artículo 14 de la Constitución española, es la base de una sociedad democrática y su consecución efectiva no puede demorarse indefinidamente. Desde 1978 se ha avanzado un gran trecho para acabar con esta discriminación, pero todavía queda mucho por hacer. Ayer, en las calles de las capitales aragonesas y de las ciudades de toda España, mujeres y hombres dijeron, con meridiana claridad, que ya no cabe esperar más, que es el momento de que la sociedad española y sus dirigentes asuman el reto de acabar con todas las inercias que lastran a las mujeres.

Este mensaje, como en otro terreno las movilizaciones de los pensionistas, debe ser asumido por los partidos y las instituciones como un llamamiento urgente a cambiar la agenda política y el debate público, poniendo en el centro las preocupaciones y los problemas reales de la ciudadanía. Y como la obligación, ineludible, de tomar medidas concretas y efectivas para superar de una vez una injusticia que ha perdurado durante demasiado tiempo. La sociedad civil ha protagonizado una gran movilización contra la desigualdad. Es muy positivo que haya servido para abrir los ojos a muchas personas. Pero lo que procede ahora es pactar reformas legales y políticas que permitan a las españolas dar un salto adelante en el camino de la igualdad de derechos. Es de justicia.