Tres anécdotas

Se celebrarán concentraciones el primer martes de cada mes en la plaza de España.
Uno de las imágenes de la campaña contra el machismo en San Juan lanzada por el Ayuntamiento de Soria
Ayuntamiento de Soria

Hace años, vino un amigo a casa a pasar un fin de semana. Se levantó, desayunó y comentó: "Me voy a hacer la cama". Mi madre saltó como si le hubieran activado un resorte: "¿Cómo vas a hacer tú la cama habiendo dos mujeres en casa?".

Recuerdo que en una ocasión un tipo me seguía, diciendo guarradas, por un centro comercial; me hartó y se lo hice saber. Su respuesta fue llamarme golfa, guarra y otras derivadas a gritos. Me sentí avergonzada.

Trabajando como cooperante en África, en un ‘check point’, unos guerrilleros se pusieron bordes con nuestro grupo. Un voluntarioso compañero nos apartó a las dos chicas, y trató de explicar que nosotras no teníamos nada que ver porque solo íbamos "de compañía". Fue el ataque de risa que nos dio a las dos lo que nos libró a todos de una situación que pintaba cada vez peor. A los paramilitares les hizo gracia nuestra reacción aunque no comprendían por qué. Y nuestros compañeros, por desgracia, tampoco.

Solo son anécdotas, soy afortunada, mi condición femenina no ha limitado mi vida. Pero lo cierto es que las cosas no son así para todas. Y lo justo es que esas cosas cambien.

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