¿Por qué da mala suerte que se rompa un espejo?

Según marca la superstición, llegarán siete años de desgracias.

Los espejos ya no son un artículo de lujo.
Los espejos ya no son un artículo de lujo.

Pasar debajo de una escalera, cruzarse con un gato negro, romper un espejo, derramar la sal... si tuviéramos que estar alerta ante todas las cosas que supuestamente dan mala suerte no tendríamos un momento de descanso.

Afortunadamente, la mayoría de las personas asumen que las supersticiones no son más que un atavismo sin fundamento y no se preocupan demasiado cuando se les vuelca el salero.

No obstante, es curioso saber cómo y por qué nacieron semejantes miedos. Por ejemplo, el de los siete años de mala suerte que da romper un espejo.

El origen de esta superstición tiene que ver con el valor pecuniario de estos objetos. Fue en siglo XV cuando comenzaron a elaborarse los primeros espejos hechos con un vidrio al que se añadía una lámina de plata en la parte posterior.

Se trataba de artículos de lujo, muy caros, que solo podían permitirse las clases más acomodadas. Y en la Venecia de la época, además, se puso de moda exhibirlos como muestra de poderío económico.

Sin embargo, eran tan costosos que se exigía a los criados un cuidado exquisito en su limpieza y su traslado, de modo que si algún sirviente cometía la torpeza de romper uno, se le castigada a trabajar sin cobrar hasta que su salario cubriera el precio de la pieza rota. Eso suponían varios años sin sueldo, con las terribles consecuencias que eso debía suponer.

Por eso, quebrar un espejo se convirtió en un sinónimo de mala suerte. Lo que no está claro es por qué la tradición popular ha situado en siete años el plazo de desgracias que acarrea, pero el siete es un número que ha tenido una carga misteriosa a lo largo de la historia y ya Pitágoras lo consideraba el número perfecto.

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