Fue toda una pionera y un ejemplo de revolución en una época en la que el volante parecía un mundo destinado exclusivamente a los hombres. En 1975, Isabel Sánchez Espín rompió los esquemas de una sociedad en la que la mujer estaba relegada al mundo del hogar y se convirtió en la primera taxista de la ciudad de Zaragoza.

Este viernes, la almeriense, que vivió en la capital aragonesa hasta que enviudó, ha fallecido a los 78 años de edad tras convertirse en la pionera del taxi en la ciudad, hecho por el que que fue homenajeada por sus compañeras en el V Encuentro Nacional de Mujeres Taxistas, celebrado el pasado año en Fuentes de Ebro. Un homenaje al que acudió la conductora y en el que se mostró "muy emocionada", según Sonia Rubio, taxista de esa localidad.

Sánchez, que poseía la cartilla municipal de conductor de vehículos públicos número 3.948 y conducía el microtaxi número 3.054 con matrícula Z-4.815-DY ya manifestaba en una entrevista concedida a HERALDO en 1975 que estaba convencida de que "la profesión de taxista es apta para todos. No se pueden establecer diferencias entre uno u otro sexo". Aunque su compañera de profesión asegura que "fue complicado" porque "la mujer no tenía ningún tipo de autoridad en aquella época, no solo en el mundo del taxi, en general".

De hecho, conseguir la licencia supuso a Sánchez más de un quebradero de cabeza: "Fui varias veces a la cooperativa y no pude lograr mis propósitos. Hasta que un buen día tomé un taxi y le expuse mi problema al conductor. Resultó ser el propietario e inmediatamente me dio trabajo", contó en la entrevista, publicada el mismo día que debutó en las calles zaragozanas, un 20 de abril de 1975.

Sin embargo, Rubio no tiene ninguna duda en afirmar que la determinación de Isabel "ha abierto el camino a las demás mujeres" que se dedican al taxi.