Ser o no ser una casa de acogida animal

Cada vez son más los aragoneses que deciden contribuir a la lucha contra el abandono formando parte de la red de casas de acogida.

Muchos animales necesitan una casa de acogida.
Muchos animales necesitan una casa de acogida.

Peru lleva ocho meses en casa de Carmen Pardo y Pedro Temprado. Desde hace varios años, esta pareja de jacetanos colabora con varias protectoras como casa de acogida. “Es un perro que psicológicamente está bastante tocado. Mientras permanecía en el albergue dejó de comer y se le empezó a caer el pelo por lo que decidieron buscarle una casa”, relata Pardo.

Como este, Hudi –una cachorra a la que abandonaron sin vacunar-, Golfa –abandonada a su suerte con tan solo unas semanas de vida-, o Siena -que consiguió superar su enfermedad tras un duro proceso de  lesmaniosis-, son tan solo algunos de los casos que han pasado por la vivienda jacetana, eso sí, tan solo durante una temporada. “Nuestra labor consiste en darles los cuidados que necesitan tras una operación o por un tratamiento veterinario hasta que están recuperados para ir a su nuevo hogar”, explica Pardo.

También en Jaca se encuentra la casa de Joaquina Llorente, otra de las voluntarias en APAP Pirineos, más conocida como la Protectora de Jaca. “Empezamos subiendo los fines de semana al albergue que utilizan como refugio para pasear a los perros, llevarles comida o mantas… Cuando murió Yako, nuestro perro,? me animé a servir de casa de acogida”, recuerda.

Así, en 2014 llegaría hasta su casa Turrón, al que acabaría adoptando poco tiempo después. “Al mes me pidieron acogida para una perrita que estaba preñada y adoptamos una cachorrita, Alma”, afirma. En su caso, también ofrece su casa para gatos: “Hace unos meses encontraron tres cachorros de apenas 15 días en un contenedor, los tuve en mi casa hasta que los dieron en adopción”.

En la capital oscense se encuentra Ixeia Gardeta, voluntaria de 27 años que colabora con El arca de Santi, de Monzón, y Gatolandia. Esta última rescata unos 150 felinos al año de las calles de Zaragoza y cuenta tan solo con una decena de casas de acogida.  “Desde hace 9 meses convivo con África, una gatita que busca una familia interesada en adoptarla”, afirma.

Los testimonios son numerosos y variados, aunque si hay algo que caracteriza la labor de estos aragoneses es la paciencia. “A veces la gente llega muy confundida, en una acogida no hay fecha límite ni puedes escoger al animal”, advierte Belén Arenas, de la Protectora de Jaca. En su caso, cuentan con una red de una decena de casas de acogida a las que derivan los casos que no pueden tener en condiciones óptimas en sus instalaciones. “Suelen ser perros muy pequeños o de edades avanzadas, animales enfermos o con problemas de comportamiento”, señala.

“Acoger nunca puede ser un capricho, es una enorme responsabilidad”, asevera Arenas. Algo que, lamentablemente, deben de recordar en muchas ocasiones a quienes se ofrecen como hogares temporales: “Lo ideal es que el animal deje esa casa cuando lo adopten, sino está sufriendo un nuevo abandono con todo lo que ello implica”.

Sin duda, una de las preguntas más habituales para muchos de estos voluntarios es ¿por qué no lo adoptas? Aranda explica que no es tan sencillo. “En muchos casos, la gente que ofrece su casa para acoger animales no tiene hueco para más, y si te quedas con uno perderíamos esa casa. Es duro pero es necesario”, señala. En su caso, llegó a tener a un animal acogido durante dos años. “La despedida fue muy dura”, recuerda. Aunque no tanto como ver morir a un animal: “En ocasiones llegan perros que vienen a casa a morir, al menos tratamos de darles una despedida digna”.

Nunca hay suficientes casas

Desde la Protectora Azar de Zaragoza aseguran que, si bien es cierto que en los últimos ?años? han detectado un aumento de la visibilidad del abandono animal, el número de casos no se ha visto reducido. “Al año se siguen produciendo cientos de abandonos en España y parece que solo sea problema de las asociaciones, que cargamos con el mayor peso de la recogida y recuperación de estos animales que sin apenas medios”, critica Marta Pastor.

“La realidad es que nos enfrentamos a un problema social, institucional y administrativo para el que las asociaciones tan solo podemos poner parches”, asevera. Además, al producirse cada vez más abandonos, también aumenta el número de rescates. “Nunca hay suficientes casas, aunque la gente adopte o repita, siempre hay más animales que casas y seguirá siendo así mientras no se tomen medidas al respecto”.

Tan solo en 2017 la protectora rescató a medio centenar de animales, el 95% perros de caza, principalmente galgos. Recientemente han iniciado una campaña de búsqueda de nuevas casas de acogida: “Estas personas no están ayudando a una protectora ni a las personas que la componen si no a un animal desconocido y recién rescatado”.

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