¿Por qué tomamos 12 uvas en Nochevieja?

Como pasa con casi todas las tradiciones, existen varias versiones que explican y sitúan el origen de esta costumbre en distintos lugares y fechas.

Las uvas tienen una textura resbaladiza que puede deslizarse por la garganta sin haberla masticado.
Las uvas se han convertido en un símbolo de prosperidad, buenos propósitos y esperanza.
Pixabay

Es prácticamente imposible que, al escuchar la palabra Nochevieja, no viaje hasta nuestra mente la imagen de las doce uvas o aparezca en nuestra cabeza el sonido de las campanadas. Se trata de una tradición que año tras año ha ido incorporando anécdotas -como las protagonizadas por algunos de los conductores televisivos de esta cita que marca el fin de año- e introduciendo variaciones al gusto del consumidor. Pero, ¿cuándo y dónde surgió esta costumbre?

Como para casi todas las tradiciones consuetudinarias, existen varias versiones que explican y sitúan su origen en distintos lugares y fechas. Según recogía en su libro 'Spain' -'España'- el periodista estadounidense Jeff Koehler, dos son las teorías sobre los orígenes de esta antigua costumbre.

Madrid, 1880

La primera de las suposiciones se remonta a la década de 1880. En aquel momento, según los diarios de la época, la clase burguesa española, imitando a la francesa, comenzó a celebrar la Nochevieja comiendo uvas y tomando vino.

"Poco tiempo después, esta costumbre fue adoptada por ciertos madrileños que iban a la Puerta del Sol para oír las campanas de la medianoche y, muy probablemente con ironía o como burla, comer uvas al igual que la clase alta", escribió el periodista en un artículo para el medio estadounidense NPR.

Alicante, 1909

Unos años después, en 1909, ubica temporalmente Jeff Koehler la segunda de las teorías. Ese año los productores alicantinos tuvieron una cosecha excedente de uva, de la variedad de mesa Aledo. Al bajo precio del producto se sumó la forma creativa de venderlo: como las uvas "de la buena suerte".

Fuera cual fuese el origen de esta tradición, lo cierto es que las uvas se han convertido en un símbolo de prosperidad, buenos propósitos y esperanza. Por eso, como cada 31 de diciembre, muchos serán los racimos de esta fruta que se consumirán para anunciar la llegada del 2018.

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