Low cost, una vida de bajo coste

¿Qué pasa cuando la filosofía de vida se basa en gastar lo menos posible?

Ryanair espera generar más de 3.500 empleos en 2017.
Ryanair es el emblema de los viajes 'low cost'

El término low cost es de sobra conocido. Hace referencia a un concepto muy sencillo: el bajo coste de un bien o servicio. Sin embargo, poco a poco se ha ido convirtiendo en una filosofía de vida. Podría decirse que se trata de pagar lo mínimo posible por las necesidades o 'caprichos' diarios.

El sociólogo David Pac, de la Universidad de Zaragoza, considera que “la gente hoy en día, está interesada en probar cosas nuevas constantemente. Estamos en una sociedad hiperconsumista y con estos productos baratos, se puede estar comprando permanentemente” Sin embargo, Pac cree que la crisis es otro de los motivos que ha favorecido la llegada del ‘low cost’. Además, contempla que esta práctica está relacionada con gente joven. “Hace años, ir a comprar era una obligación. A muchas personas les parecía un suplicio. Ahora la gente está interesada en comprar. Es una experiencia agradable y satisfactoria, contrariamente a otras generaciones”, continúa David.

El hábito de consumo ha cambiado mucho, a pesar de que el presupuesto de gasto de las personas es el mismo. Es un presupuesto cerrado. Sin embargo, Pac pone el ejemplo de la moda y afirma que la diferencia está en que “ahora, en vez de comprarnos unos pantalones de 100 euros, nos compramos 4 o 5 de 20 euros cada uno”.

Un día ‘low cost’

Ricardo Nuez e Ignacio Rubio son dos jóvenes que, en su tiempo de ocio, viven bajo la idea del ‘low cost’. “Los bares de la zona de la Universidad son los más adecuados”, afirma Ricardo. Y es que, en los alrededores del campus, se ha generado un ambiente muy propenso a llevar este modo de vida. El propio Ricardo explica cuánto puede costar pasar la tarde-noche en los bares cercanos a la zona universitaria. “En varios locales el tercio de cerveza sale a un euro, e incluso puedes encontrar una jarra por 1.20 euros. Si para cenar vas al clásico local de las pizzas desde un euro, vuelves a casa habiendo gastado, como mucho, 5”, concluye.

Ignacio prefiere invertir su tiempo de ocio en la zona centro. Sin embargo, ese no es problema para llevar una vida de bajo coste. “Si tienes la capacidad de buscar los lugares correctamente, no hay diferencia con los precios de la zona universitaria”, cuenta Ignacio. “Pasando la tarde en el bien conocido ‘bokatines’ (antes ‘Colmadito’), se puede comer por unos tres o cuatro euros”. La fórmula es muy sencilla, el refresco cuesta 1.20 euros y la pizza cuatro, pero es para compartirla con otra persona.

Desde gastronomía hasta gasolina

Actualmente, hay productos altamente solicitados que cuentan con una versión de bajo coste. Sin embargo, el ocio es uno de los campos donde más ha destacado esta filosofía de vida. Soraya Ferrer Morlanes, propietaria y promotora del local de pizzas low cost “Pizzone”, nos explica su secreto. “Lo que hemos hecho ha sido reducir el margen de beneficio. En España, en hostelería se obtiene un beneficio del 300% en cada producto. Eso es demasiado”, afirma Soraya. “Tenemos clientes de todo tipo, porque vendemos un producto artesano de calidad hecho con ingredientes nacionales (excepto el tomate, que es italiano de Parma) a un precio muy bajo. Nuestro producto es de bajo coste porque el beneficio es reducido. Ganamos con la afluencia de gente”, sentencia.

Otro local de módico precio muy interesante es el de fotocopias. En la misma zona de bares universitarios y, por otro lado, en los aledaños de la Biblioteca de Aragón, se encuentra la copistería low cost. Allí, en época de exámenes, la fila para imprimir termina en la calle. Sin embargo, Marco Pérez, estudiante de publicidad y relaciones públicas, explica que “cada impresión a una cara son dos céntimos. Si se trata de una impresión a doble cara, son tres céntimos, y tienes dos páginas de apuntes ya. Al final, imprimir los apuntes cuesta 1.5 euros por asignatura”.

El bajo coste también ha llegado a los combustibles. Cada vez más a menudo se escucha algo de polémica relacionada con las llamadas ‘gasolineras fantasma’. ‘Dar de comer’ al automóvil en una de estas gasolineras supone un ahorro de varios céntimos por cada litro de gasolina, y en un coche con un depósito de gran capacidad, la diferencia puede ser considerable.

Peligros de lo barato

Hace unas semanas Ryanair canceló de forma masiva centenares de vuelos. Esto le puede suponer una multa de varios millones de euros, además del descontento de los clientes. Está claro que el precio es menor, pero esta cancelación de alrededor de 900 vuelos en total, les ha supuesto a cerca de 800.000 personas un indeseado cambio de planes.

Por otro lado, la sociedad está concienciada de que no debe ser habitual el consumo de la comida rápida. La falta de energía, los problemas cardiovasculares. el incremento de peso y un aumento en el riesgo de padecer cáncer, debido a la cantidad de químicos que utilizan son algunas de las consecuencias que señalan los diversos estudios realizados al respecto. Pero esta comida es barata, fácil y los potenciadores de sabor son tales que conquista todos los paladares.

Llevar una vida de bajo coste permite consumir más. Pero, ¿hasta qué punto sale rentable?

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