Juan Pablo I murió de un infarto

Un libro con documentación inédita aclara el fallecimiento del llamado 'Papa breve'.

El libro de Stefania Falasca 'Papa Luciani. Crónica de una muerte'.
El libro de Stefania Falasca 'Papa Luciani. Crónica de una muerte'.

Se acabaron las teorías de la conspiración: Juan Pablo I murió por un infarto de miocardio que no resultó del todo inesperado, ya que unas horas antes del ataque sufrió un dolor en el pecho que luego desapareció, lo que hizo que no le diera importancia. Eso sostiene el libro 'Papa Luciani. Crónica de una muerte', publicado el martes en Italia, que ha escrito Stefania Falasca, periodista del diario 'Avvenire' y vicepostuladora de la causa de beatificación y canonización de Karol Wojtyla. Ha tenido acceso a información reservada que por primera vez ve la luz, como los documentos médicos y el testimonio de una de las religiosas que atendieron a Albino Luciano, conocido como el 'Papa breve' porque apenas transcurrieron 33 días desde su elección hasta que murió el 28 de septiembre de 1978.

La publicación llega cuando se espera que esta misma semana Jorge Mario Bergoglio suscriba la declaración de la Congregación para las Causas de los Santos en la que se proclaman las 'virtudes heroicas' de Juan Pablo I, el primer paso de cara a una posterior beatificación. "No creo que haya posibles dudas sobre sus virtudes y santidad porque es una figura límpida desde ese punto de vista", sostiene la periodista de 'Avvenire', diario propiedad de la Conferencia Episcopal Italiana. El pasado junio los teólogos que examinaron la causa ya mostraron su conformidad y estos últimos días también expresó su consentimiento por unanimidad el grupo de obispos y cardenales encargados de verificar la causa.

A diferencia de otros libros que especulan sobre la muerte de Juan Pablo I, cuenta con el apoyo explícito de la Santa Sede. Queda claro desde el prólogo, firmado por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado. "Es una reconstrucción efectuada siguiendo una modalidad de investigación histórica rigurosa, sobre la base de una documentación excepcional hasta hoy inédita", asegura el 'número dos' de la jerarquía vaticana, quien reconoce que el fallecimiento de Juan Pablo I dio lugar durante décadas a una "miríada" de teorías conspirativas y sospechas. Para Falasca, la "desnuda y cruda verdad" es que falleció por una isquemia que le acabó provocando un infarto. A esa conclusión llegó el médico pontificio Renato Buzzonetti, encargado de examinar el cadáver.

Entre la documentación inédita que aparece en el libro llama la atención el testimonio de sor Margherita Marin, la única de las religiosas que atendían al Pontífice que sigue viva. Así recuerda la imagen que vio tras entrar en su habitación al sorprenderle que no se hubiera levantado: "Estaba en su cama, con la luz sobre el cabecero para leer encendida. Tenía dos cojines detrás de la espalda que lo mantenían un poco levantado. Las piernas las tenía extendidas y los brazos sobre las sábanas. Estaba en pijama y entre las manos agarraba unos folios. La cabeza estaba girada hacia la derecha con una ligera sonrisa. Tenía las gafas apoyadas sobre la nariz y los ojos medio cerrados. Parecía dormido". Aquellos folios no tenían nada de misterioso: eran apuntes para una homilía que nunca llegaría a pronunciar.

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