Un monstruo en la tubería

Del alcantarillado de Zaragoza se retiran cada año toneladas de desechos sólidos, grasas y jabones. ¿Las culpables? Las toallitas húmedas, que se convierten en madejas capaces de bloquear tuberías y bombas. Cada vez cuesta más dinero limpiar la red y evitar que sean vomitadas a los ríos.

Imagen de un vídeo promocional de Ecociudad Zaragoza alertando sobre el peligro de las toallitas.
Imagen de un vídeo promocional de Ecociudad Zaragoza alertando sobre el peligro de las toallitas.

En el universo subterráneo de ‘Los Fraggle’, serie de televisión de los 80, había una montaña de basura con vida propia. Allí la consideraban fuente de sabiduría, y a ella acudían los Fraggle para pedir consejo. En nuestro subsuelo, en los últimos dos años también se ha formado un auténtico monstruo de basura, compuesto de grasa y fibras de toallitas desechables. Sabiduría no tiene, pero crece y crece, alimentado a diario por kilos y kilos de este producto de higiente. "Desde 2014, el fenómeno no ha hecho más que crecer, hasta llegar a retirarse 70 toneladas en un año solo de la estación de bombeo de la plaza de Europa, frente al parque de San Pablo. Un conjunto de bastoncillos, preservativos y, sobre todo, toallitas húmedas", describe José Ignacio Castrillo, director técnico de Ecociodad Zaragoza, la sociedad de saneamiento y depuración del Ayuntamiento.

Los toallitas húmedas, ya sean para bebé, desmaquillantes o higiénicas, se han convertido en un problema para el alcantarillado de todas las ciudades occidentales: no se deshacen tan rápido como sería necesario, se convierten antes en un amasijo de fibras que se unen entre sí hasta crear una enorme bola a la que se adhieren jabones y grasas. Y crean grandes tapones muy difíciles de deshacer. En las últimas semanas se han retirado auténticos monstruos de las alcantarillas de ciudades como San Sebastián (la madeja pesaba 100 toneladas y medía 75 metros de largo) o de Londres, con 130 toneladas de peso y tan largo como dos campos de fútbol.

Según Castrillo, "el problema viene de la ambigüedad del concepto ‘biodegradable’, porque no explica cuánto tiempo necesita el producto para degradarse. Y en el caso de estas aguas, han de transportarse muy rápido a la depuradora, por lo que el proceso debería durar apenas unas horas. Así ocurre por ejemplo con el papel de WC. Pero hay toallitas que pueden tardar meses en deshacerse. Y allí empieza el problema".

Desde Ecociudad señalan cuatro puntos críticos donde las toallitas ya han empezado a causar daños. "El primero sería la propia arqueta de la comunidad de vecinos. En la arqueta el agua suele remansarse, es decir, no va rápidamente a la red general. En esas circunstancias, la toallita empieza a deshilacharse, muy poco a poco. Se crean entonces unas fibras que se unen unas a otras hasta crear un ovillo, al que se adhieren otros elementos. De producirse esto, puede incluso destruirse la propia acometida, lo que supone un gasto muy elevado para los vecinos", advierte Castrillo.

Cientos de toneladas

El segundo estaría en la propia red de alcantarillado. "Si no hay pendiente y el agua se remansa, pasa lo mismo que lo descrito en la arqueta. Las toallitas se deshacen y forman fibras y después madejas de diversos tamaños. Y los equipos de bombeo no pueden elevar estos ovillos, con lo que se produce el problema. Hay dos puntos en la ciudad donde tenemos que intervenir periódicamente: en la plaza de Europa y en Vadorrey". La estación de bombeo de plaza de Europa, frente al parque de San Pablo, ha de ser limpiada cada año. El pasado verano se sacaron de ella, según Castrillo, hasta 150 toneladas de materiales, tras cinco días de intensos trabajos. "Ahora nos toca limpiarla de nuevo y calculamos que habrá entre 60 y 70 toneladas". Y en la estación de bombero del Vado hay mensualmente atascos. "Es un punto clave porque se bombean desde ella las aguas de la margen izquierda para llevarlas a la depuradora de La Cartuja. En ocasiones hemos tenido que ir hasta tres veces al mes, y se nota, sobre todo, en jornadas de lluvia". En la ciudad hay cinco estaciones de bombeo, cada una de ellas con un mantenimiento continuo para retirar cientos de toneladas.

Zaragoza, al ser una ciudad muy plana, no tiene pendientes que arrastren las aguas, por lo que el problema es mayor que en otras ciudad. Es habitual que el agua quede remansada y no mueva las toallitas. En jornadas de lluvia, sin embargo, se arrastra toda esa suciedad que debería haber llegado hacía ya días hasta la depuradura. "Ahí está el tercer punto crítico: la evacuación de aguas de lluvia a los ríos -continúa el director técnico de Ecociudad-. La red zaragozana está estructurada para las aguas residuales del día a día. En episodios de lluvias fuertes es necesario evacuar parte de ese agua a los ríos. El problema es que se arrastran esos restos de toallitas y otros sólidos que habían quedado en remanso y se vierten al Ebro, al Gállego o al Huerva. Se ve paseando por la ribera ese rastro de toallitas, bastoncillos, preservativos...".

Y si ha habido suerte, si esas toallitas han viajado más rápido de lo normal, si no se han convertido en monstruos de grasa ni han terminado desparramadas por la ribera del Ebro, llegan entonces a la depuradora, donde también causan graves problemas. Los equipos están preparados para filtrar flotantes, "pero no para esas fibras deshilachadas. En ese caso, sufren los equipos mecánicos: de bombeo, de tratamiento de fangos...", enumera José Ignacio Castrillo. Es la cuarte fase y la final.

Abordar el problema

El monstruo ha crecido tanto en los últimos dos años que Ecociudad ha tenido que improvisar soluciones. Se limpian los colectores de diámetro inferior a 600 milímetros una vez al año, para detectar si hay acumulaciones. Además, los equipos de visionado realizan filmaciones para ver en qué estado se encuentran y si es necesaria una segunda limpieza porque se han acumulado toallitas, sedimentos (jabón o grasas), si han entrado las ramas... "Pero no es suficiente, en las estaciones de bombeo es necesario introducir cambios. Se tienen que modernizar para que se produzca un vaciado a diario con el fin de que esos restos no se apelmacen. En realidad el objetivo es evitar que se queden retenidas las toallitas en algún punto, porque es entonces cuando dan problemas", destacan desde la sociedad.

Para que los restos no vayan a parar a los ríos, se prevé poner placas en los aliviaderos para que enganchen las fibras y otros sólidos. Pasado el episodio de lluvias, se entra en el espacio y se retiran todos esos residuos. Y se espera que a finales de este año o a principios de 2018 se hayan instalado ya sistemas de retención de sólidos en los colectores. "No se trata de soluciones eficaces al 100%, de hecho algunas son muy complicadas, porque estamos hablando de espacios confinados, donde se acumulan gases tóxicos, por lo que solo pueden entrar los trabajadores muy preparados y durante un corto espacio de tiempo. Otras veces esos conductos están bajo las principales arterias de la ciudad y su mantenimiento obligará a cortar parte del tráfico. Van a subir los costes de mantenimiento, va a ser más complicado que el servicio funcione, se van a producir problemas en comunidades de vecinos... ¿no sería más fácil que simplemente dejásemos de arrojar esas toallitas al váter? La mejor prevención está en el origen", considera el técnico de Ecociudad. "Que existan esos productos es una buena noticia porque han mejorado la vida y la higiene de los zaragozanos, simplemente hay que tirarlos al lugar donde corresponde".

La duda reside en si deberían los fabricantes retirarlos del mercado, ya que algunos consumidores consideran que la información que dan es engañosa: algunas incluso indican que pueden arrojarse al inodoro. "Todo indica que acabará por legislarse su venta, ya que los problemas que está generando en tantas ciudades del mundo no están pasando desapercibidos -concluye Castrillo-. Lo importante es que la sociedad se conciencie, que no se rinda y crea que no se puede hacer nada. Solo hay que darse un paseo por la ribera del Ebro para ver toda esa suciedad. ¿Merece la pena realmente seguir con los malos hábitos y contaminar tanto el medio ambiente?".

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