Estas fiestas del Pilar no bajes la guardia con tus hijos

Durante estos días, las ansias de libertad de los adolescentes casan a la perfección con conciertos, salidas que duran toda la noche, botellón... nuevos desafíos a los que los padres debemos hacer frente.

En nuestro país, el inicio de consumo de alcohol entre los adolescentes se sitúa en torno a los 13,8 años.
En nuestro país, el inicio de consumo de alcohol entre los adolescentes se sitúa en torno a los 13,8 años.
Heraldo

Hay estudios que confirman que el inicio de la pubertad se ha adelantado (a los 10-12 años) en chicos y chicas, lo que significa que también asumen antes determinadas conductas de riesgo, como el consumo de tabaco, alcohol -la primera borrachera ronda en torno a los 13,8 años- , drogas o las relaciones sexuales. Sabemos también que nuestros adolescentes –hasta los 19– tienen unas ganas terribles de parecer mayores y de estar con sus amigos sin la supervisión de los padres. Y, sobre todo, ahora que las fiestas del Pilar están a la vuelta de la esquina, ya se sabe: las ansias de libertad parecen irrefrenables y casan a la perfección con conciertos, salidas que duran toda la noche, botellón... nuevos desafíos a los que los padres debemos hacer frente, con energía. Porque, como afirman los psicopedagogos, ni nuestros hijos son tan mayores como ellos se creen ni tan pequeños como nos imaginamos nosotros.

Hay que enseñarles a decir: “No”

A la hora de afrontar esta problemática, los especialistas nos animan, primero, a dar ejemplo, por supuesto, y después a hablar con los chicos –que no es lo mismo que sermonear–, a explicarles todo el daño que les pueden causar el consumo de determinadas sustancias (tabaco, alcohol y otras drogas), en un principio tan atractivas, ya que para ellos representan todo ‘lo prohibido’. Y para hablar, mejor buscar el momento oportuno -en este caso no sirve cualquiera- y desmitificar: conviene explicarles que fumar, beber o tomar drogas no les van a hacer ser ni más altos, ni más guapas, ni más fuertes. La empatía, capacidad para ponernos en el lugar del otro, es fundamental en estas ocasiones; se trata de que comprendan que los padres estamos para apoyar, para ayudar y no para perseguir y castigar; así crece la confianza, y la confianza genera una mayor autoestima en los hijos, vital para que aprendan y sepan decir: “No”.

¡Papá, mamá... que son fiestas…!

Pero, insistimos: todo lo referido anteriormente no esta reñido ni con las normas ni con los límites y sus consecuencias si se incumplen las reglas establecidas, sean las fiestas del Pilar, o no. Porque todos hemos pasado por eso de: “Papá, mamá… ¡que son las fiestas del Pilar!”.

¿Sabes dónde están tus hijos?

Si hablamos de preadolescentes, entre 10 y 12 años, los padres deben saber en todo momento dónde y con quién están sus hijos; y tampoco estaría de más darse una vuelta por los lugares en los que pensamos que pueden estar –conviene no olvidar, jamás, que la información es poder–. Conocer y estar en contacto con los padres de los amigos es otra valiosa fuente de información para poder reaccionar llegado el caso.

Y, cuando llegan a casa, hay que controlar y supervisar el estado en el que lo hacen. No es necesario estar esperándolos alcoholímetro en mano; pero tampoco hay que ser tan ‘inocentes’ como para creernos que les ha sentado mal la cena. Y, si hay tragos de por medio…, mejor dejar la conversación para el día siguiente. Psicólogos y pedagogos son muy estrictos en este tema e insisten en que nuestros hijos tienen que aprender a desarrollar conductas de autocuidado de autoprotección; y que es nuestra obligación enseñárselas. Así que, ¿por qué no empezamos estos días de las fiestas? ¡Ánimo!

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