Unos días en pareja, sin hijos y sin sentimiento de culpabilidad

Reservar unos días para hacer una ‘escapada’, liberar tensiones y recuperar energías antes de volver a la rutina del curso escolar, debería ser de obligado cumplimiento.

Conviene recordar que, además de padres, también somos personas con nuestro propio mundo interior.
Conviene recordar que, además de padres, también somos personas con nuestro propio mundo interior.
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Las vacaciones con los hijos contribuyen en gran medida a reforzar la convivencia y estrechar los vínculos familiares; pero reservar unos días para hacer una ‘escapada’ en pareja, para darse un respiro, liberar tensiones y recuperar energías antes de volver a la rutina del curso escolar, debería ser de obligado cumplimiento.

Independencia y autonomía en ambas direcciones

Sin embargo, son muchos los padres que dudan al sentirse acosados por un incomprensible pero angustioso sentimiento de culpabilidad –como si hubieran dejado a sus hijos abandonados por ahí, en cualquier cuneta–. Y ese, ese es un sentimiento que debemos desterrar, cueste lo que cueste, si no queremos que arruine nuestra pequeña escapada: los chicos se han quedado en casa, al cuidado de una persona de nuestra total confianza, con sus abuelos, con sus tíos... ¡Claro que vamos a extrañar a los niños! Y ellos a nosotros. Pero van a estar perfectamente y se lo van a pasar fenomenal; es más, los psicólogos opinan que distanciarse de vez en cuando de los hijos –un par de veces al año, preferiblemente si son mayores de 5 años– es muy beneficioso para ellos porque aprenden a interactuar con otras personas, que también los quieren, y fomenta su independencia y su autonomía.

Padres felices...

La distancia, esa separación temporal conseguirá que ambas partes –padres e hijos– se valoren mucho más y tomen conciencia de la importancia de la familia. Además, a los chicos también les sienta muy bien tener vacaciones de sus padres; y si nosotros regresamos a casa relajados, alegres y con las baterías rebosando energía y vitalidad, ellos, lo agradecerán. Ya saben: padres felices...

Cualquiera sabe que las obligaciones diarias, las responsabilidades, el estrés o la rutina no son buenos consejeros para la relación en pareja; por eso, poner algo de tierra de por medio, cambiar de aires, relajarse, sin tener que estar todo el día pendiente de los niños, hacer todas esas cosas que tenemos tan limitadas durante el resto del año -ir al cine, al teatro, una cena romántica...– no puede estar mal. Y existe una cosa que se llama teléfono, que nos permitirá –sin ser excesivamente pesados– saber cómo se encuentran nuestros hijos, al instante.

Regenerar el equilibrio emocional

Estas minivacaciones, explican los expertos, hacen que la pareja incremente su grado de comunicación a todos los niveles; les permiten aclarar determinados aspectos de la convivencia familiar o conflictos -generalmente aparcados porque casi nunca están solos-; regenerar su equilibrio emocional... Pero, sobre todo, nos hacen recordar que, además de padres, también somos personas con nuestro propio mundo interior y personalidad, con inquietudes, ilusiones y necesidades, algo que también deberían aprender los hijos y que tan pocas veces suelen tener en cuenta. Tal vez esta ‘escapada’ ayude.

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