"Soy la lechuga y tengo sed, riégame"

Un grupo de investigación residente en Zaragoza Activa lleva a los colegios el huerto parlante, un proyecto que liga innovación, tecnología y agricultura ecológica.

Los más pequeños introducen sus manos en la tierra del huerto parlante.
Los más pequeños introducen sus manos en la tierra del huerto parlante.
Recreando Estudio Creativo

Un huerto parlante no es un huerto cualquiera. Es más bien un personaje cuyo cuerpo, de más de dos por dos metros de tamaño, lo componen unos cuantos materiales reutilizados. Un andamio da forma a su cabeza, dos neumáticos son sus ojos y sus pestañas, cuerdas; y en dos grandes cajones de madera divididos en secciones se acumulan la tierra, las verduras y las plantas.

Posee también un sistema arduino y varios sensores que detectan la humedad ambiente, de la tierra y la temperatura. Al conectar el huerto parlante, los sensores transmiten la información de los distintos vegetales, partiendo de la lectura que han realizado de la humedad y, en función de las necesidades de cada uno, se reproduce un mensaje de voz a través de altavoces.

“Si a la planta le falta agua, por ejemplo, se escucha: ‘Soy la lechuga y tengo sed, riégame’; mientras que si no la necesita, dice: ‘Estoy bien, gracias’”, explican los creadores de este peculiar artefacto que, además, sabe inglés y posee un ‘display’ que permite reproducir mensajes de forma escrita.

‘Huertos Parlantes’ es el nombre de este proyecto, puesto en marcha por el grupo de investigación y acción ‘Tráfico de ideas’, residente de Zaragoza Activa. Se trata de una agrupación formada por ciudadanos que se reúnen, debaten y ‘trafican’ con ideas y propuestas para mejorar el entorno urbano a través de la creatividad. En este caso, “debatimos sobre espacios verdes y sobre cómo atendía el ciudadano los huertos”, cuenta Eva Yubero, integrante de Recreando Estudio Creativo, que se encarga de coordinar el grupo. Y “en educación Primaria, sí que se abordan los huertos escolares, pero no en las aulas de Infantil normalmente”, añade.

Así, su iniciativa “nace con el propósito de llevar un punto más allá la innovación en los huertos escolares, introduciendo la tecnología como herramienta de apoyo e inclusión y fomentando además la agricultura ecológica, así como la conexión entre la población infantil y el cuidado de las plantas y la huerta ecológica”. Pretenden que los más pequeños cuiden las plantas –conociendo la evolución y el crecimiento de cada variedad- y por ende, el medioambiente, se diviertan y aprendan sin dejar de lado los valores.

Una prueba piloto en Tenerías

El huerto parlante piloto fue instalado el pasado mes de mayo en el patio del colegio Tenerías, en Zaragoza. Tras explicarles a los niños su funcionamiento, en él se plantaron lechugas, acelgas, rúcula, tomates, rábanos, cebolla, fresas y albahaca; y dos clases del ciclo de Infantil, recuerdan, se encargaron de su cuidado hasta la conclusión del curso, cuando la recolecta final se convirtió en una apetitosa ensalada.

Ahora, este dispositivo descansa en La Azucarera, esperando a que dé inicio el próximo curso escolar, pues la intención de sus hacedores es que sea itinerante o pueda incluso replicarse. “Nos gustaría que el huerto se fuese moviendo por colegios y centros escolares de Zaragoza y nuestra intención es trabajar con el departamento de Educación para ver cómo puede evolucionar el proyecto”, reconoce Yubero.

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