¿Por qué no se puede volver a congelar un alimento descongelado?

Hay razones sanitarias y de sabor para no hacerlo.

Redonditos y verdes guisantes congelados.
Redonditos y verdes guisantes congelados.

La recomendación de no congelar un alimento que ya ha sido descongelado tiene dos razones fundamentales: sabor y salud.

Hay que tener en cuenta que los alimentos están compuestos en su mayoría por agua. Al congelarlos, esta se convierte en hielo y estos cristales microscópicos rompen los tejidos conjuntivos del producto en cuestión.

¿Qué pasa al descongelarlo? Con su estructura interna rota, el agua se escapa del alimento. Y con ella, buena parte del sabor y de las propiedades nutritivas. También la textura se altera debido a esos cambios en el tejido.

Y si eso ocurre la primera vez, imaginen el resultado de recongelar el producto de nuevo. Cada vez menos sabor, cada vez menos propiedades, cada vez peor textura, de modo que en un par de congelaciones lo que nos comemos no alimentará nada y tampoco estára rico.

La segunda razón por la que es peligrosos recongelar son las bacterias. Estas son capaces de resistir a los estragos del frío. Congeladas quedan paralizadas, pero en cuanto el alimento recupera su temperatura proliferan a toda velocidad y tienen muy fácil su trabajo contaminante debido, precisamente, a esa rotura de tejidos de la que hablábamos antes.

Por eso, la comida descongelada se estropea antes que la recién comprada. Y por eso, si la volvemos a congelar, se habrán multiplicado los gérmenes y, en una segunda descongelación, el proceso de contaminación será muy rápido.

Para no correr riesgos, si no podemos comernos lo que hemos descongelado lo mejor es cocinarlo y, ahora sí, volver a congelarlo. El calor habrá matado todas las bacterias y, aunque la textura no será igual que en un plato recién hecho, podremos consumirlo sin riesgo para nuestra salud.

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