Con sus estilizadas patas y su largo cuello, la jirafa es el animal más alto sobre la faz de la Tierra. Los machos pueden llegar a los cinco metros de altura, y las hembras superan los cuatro metros.

Buena parte de esa envergadura se la llevan las patas y, sobre todo el cuello de estos esbeltos reyes de la sabana. Sus patas rondan el metro y medio cada una, y el cuello puede alcanzar los tres metros.

Semejante estructura la sujetan siete vértebras cervicales, las mismas que en el resto de los mamíferos, aunque en este caso cada una de ellas mide 28 cm. Además, están articuladas, lo que permite que el cuello de las jirafas tenga una gran capacidad de maniobra.

La altura de las jirafas les permite llegar con facilidad a las hojas más altas de las acacias, su alimento favorito. Por eso, la mayoría de los expertos creen que la largura del cuello es un desarrollo evolutivo vinculado a la superviviencia: los animales que alcanzan las copas de los árboles tienen menos competencia y, por tanto, más comida a su alcance.

Sin embargo, también hay biólogos que creen que esa peculiaridad de las jirafas responde a razones de tipo sexual: los machos compite con las hembras en peleas en las que se golpean con el cuello y así, los ejemplares con el cuello más largo son capaces de pegar más fuerte a sus rivales y, por tanto, de conquistar a las mejores hembras y garantizarse así la mejor descendencia.

Sea por cuestión de estómago o por razones más 'románticas', estos hermosos animales no pasan desapercibidos.