Tercer Milenio

En colaboración con ITA

La molécula que te protege del sol

El verano ya está aquí y el sol ya ha empezado a hacer de las suyas. Es el momento de protegerse de sus peligros. Podríais llamar a Batman… pero me parece que yo, vuestra moleculica de junio, voy a seros mucho más útil. Leed mi historia y animaos a participar en el concurso ‘Adopta tu Molécula’.

Leed mi historia y animaos a participar en el concurso 'Adopta tu Molécula'
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Los peligros del sol

¿Por qué hay que protegerse del sol? ¡Si el sol nos da calorcito y nos pone morenos! Ay, es que no es oro todo lo que reluce. Vosotros solo veis una pequeña parte de la radiación que os llega del astro rey. Además de la luz blanca (o ‘visible’), el sol emite radiación infrarroja –la que os da calorcito– y luz ultravioleta o UV –la que os tuesta en la playa–.

Energía ultravioleta

Desde hace cosa de un siglo, gracias a un señor llamado Max Planck, los humanos sabéis que cuanto menor es la longitud de onda de la luz, más energía posee. Los rayos UV son más energéticos que los de la luz visible y, por tanto, más capaces de provocar daño.

Afortunadamente, cuanto más energéticos son, menos poder de penetración poseen. Los peores de todos, los UVC, no llegan hasta la playa, son parados en la estratosfera por otra moleculica protectora: el ozono. Normal que allá por los setenta, cuando descubristeis dos enormes agujeros en la capa de ozono causados por vuestra contaminación, os preocuparais. Los siguientes en peligro son los llamados UVB, que apenas pueden penetrar las primeras capas de vuestra piel, pero que son los responsables de las quemaduras solares y de gran parte de los melanomas, uno de los tipos de cáncer de piel.

No tan inofensivos

Por último, los ultravioleta menos energéticos, los rayos UVA, se creían inofensivos hasta hace poco.

Pero no, hoy en día se sabe que son responsables del envejecimiento de la piel y de la formación de radicales libres, que pueden también desembocar en el desarrollo de cánceres de piel.

La piel se defiende

¡Caramba con los rayos UV!, diréis. ¿Cómo me protejo de ellos? Bueno, vuestros cuerpos poseen un mecanismo natural de defensa, consistente en ‘ponerse moreno’. Ahí entra en acción otra moleculica, la melanina, cuya producción se desata cuando la piel es sometida a la acción de los rayos UV. Las personas albinas tienen una total carencia de melanina y algunos turistas alemanes y británicos tampoco andan muy sobrados de ella, ¿verdad?

La solución más evidente para protegerse es evitar la exposición al sol en las horas centrales del día, sobre todo en verano. Desgraciadamente, a veces es muy difícil evitarlo, y tampoco os gusta ir cubiertos de ropa de pies a cabeza en plena canícula. De ahí que nos necesitéis a nosotras, las moleculicas presentes en las cremas de protección solar.

Moléculas unidas

Como la unión hace la fuerza, las cremas solares suelen contener muchos componentes distintos, para que ni un solo rayo UV pueda llegar a dañar vuestra piel.

Algunos componentes son óxidos metálicos como el dióxido de titanio, capaces de absorber y neutralizar la luz UV. Son los que dan esa blancura a algunas cremas y pinturas. ¿Os acordáis del Titanlux? También contenía ese óxido, como también lo hacen muchos dentífricos blanqueadores.

Otras son moleculicas capaces de parar los peligrosísimos rayos UVB. Yo soy de las más versátiles, ya que puedo detener y transformar en inofensivos tanto los UVB como los UVA. Pertenezco a una familia de moleculicas conocida como ‘benzofenonas’. Si miráis mi foto (la imagen que acompaña a este artículo) os resultará más fácil reconocerme.

Protectoras

Todas juntas determinamos el ‘factor de protección’ de las cremas, que dice cuánto tiempo más podéis estar expuestos al sol antes de quemaros, con respecto a vuestra sensibilidad natural. O sea, que si vuestra piel soporta 10 minutos al sol sin quemarse, con un factor 30 soportaría 30 veces más, o sea, 5 horas. Pero, ojo, que ninguna crema aguanta tanto tiempo en vuestra piel, y menos si os estáis bañando. ¡Hay que renovarla cada dos horas como mucho! Ah, y no olvidéis tampoco comprar botes nuevos cada año.

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Para ser una buena madre o un buen padre, tendrás que averiguar sus propiedades, usos y la opinión que la gente tiene de ella. No te preocupes si te parece difícil y una gran responsabilidad; desde el blog ‘Moléculas a reacción’ te ayudaremos y guiaremos en tu adopción.

Fernando Gomollón Bel químico y divulgador y José Ignacio García Laureiro Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea

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