Australia lanza un virus letal contra los conejos que puede ser devastador si llega a España

El patógeno ha acabado con el 40% de la población de conejos de la isla en tan solo dos meses.

Mapa de la presencia de poblaciones de conejos europeos en Australia.
Mapa de la presencia de poblaciones de conejos europeos en Australia.
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La noticia ha corrido como la pólvora esta semana por los medios de comunicación especializados en información sobre naturaleza y fauna: Australia ha liberado un virus muy potente para acabar con el conejo europeo, considerado una especie invasora que alcanza el nivel de plaga en la lejana isla. La cepa RHDV1 K5 de la llamada enfermedad hemorrágica del conejo es el virus que se ha inoculado a estos pequeños mamíferos y cuya efectividad ha quedado más que probada: en dos meses se ha reducido la población de conejos más de un 40% en la antigua colonia británica.

Mientras los australianos celebran los resultados de su estrategia (llevan décadas luchando contra los cuantiosos daños que provocan estos animales en los cultivos), otros países como España miran con recelo la liberación de este virus salido de un laboratorio de Corea del Sur. En nuestro país han saltado todas las alarmas porque, según señalan los expertos, el patógeno es altamente contagioso y podría llegar hasta la península Ibérica con consecuencias fatales.

Es cierto que las poblaciones de conejo son muy elevadas en algunas zonas de España (entre ellas Aragón, Castilla-La Mancha o Castilla y León) y los problemas que crean en los cultivos son cuantiosos, pero hay lugares de la península en los que escasea desde hace años. Si el virus llegara a estas zonas probablemente supondría la práctica desaparición del conejo.

La cepa RHDV1 K5 de la enfermedad hemorrágica del conejo no solo pondría en jaque la supervivencia de estos pequeños mamíferos. No hay que olvidar que los conejos son el sustento básico de otros animales cuyo futuro ya se halla de por sí comprometido, como son los linces o las águilas imperiales. Un descenso acusado de la población de conejos no haría más que empeorar la situación de estas especies, que no tendrían de qué alimentarse. Hace años ya ocurrió un problema parecido con el avance de la mixomatosis, enfermedad que redujo considerablemente la población de conejos en España y en cuya propagación también tuvo mucho que ver Australia.

Además, de a linces y águilas, un descenso acusado de la población de conejos también pasaría factura al sector cinegético, en el que el conejo es una de las especies estrella y que en comunidades autónomas como Aragón genera cientos de puestos de trabajo y mueve varios millones de euros, algunos de ellos en zonas amenazadas por la despoblación.

Conejos vs. Australia: un viejo problema

Los expertos han criticado con dureza el plan australiano por el peligro que puede suponer para otros países y recuerdan que las autoridades gubernamentales de aquel país ejercen un férreo control sobre todo lo que entra en la isla, pero no se ponen tan serios con lo que sale del país. El virus que se ha inoculado a los conejos es tan contagioso que podría viajar en la suela de un zapato, según los expertos. Extremar la precaución en este sentido parece la mejor de las políticas que puede seguir Australia.

El problema de los australianos con los conejos viene de lejos, concretamente de la segunda mitad del siglo XIX. Fue en 1859 cuando el colono Thomas Austin liberó 24 conejos europeos en su finca del sur de Melbourne. Quería seguir practicando la caza, una de sus actividades preferidas. Por aquel entonces, la idea de Austin de introducir especies europeas en Australia (además de conejos llevó hasta allí liebres, mirlos, zorzales y perdices del Viejo Continente) fue muy aplaudida, pero años después el colono pasó a la Historia como el culpable de una de las peores plagas que ha sufrido el país. Los diferentes gobiernos australianos luchan desde hace décadas para paliar los daños que causa esta especie y lo hacen con tal intensidad que no miden el daño que pueden hacer a otros países, por ello todas las alarmas han saltado en España y también en parte de Europa.

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