La música... ¿les ayuda a estudiar o les distrae?

El debate sobre si la música ayuda a la concentración o no es muy antiguo y pocos han llegado a conclusiones contundentes que convenzan a toda la comunidad científica.

Es muy aconsejable utilizar siempre un volumen bajo.
Es muy aconsejable utilizar siempre un volumen bajo.
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Ya nadie cuestiona que la música influye en nuestras vidas. “Sí -afirma Camino Felices, psicopedagoga y Máster en Intervención en Dificultades del Aprendizaje-, unas veces lo hace de manera imperceptible y otras buscamos intencionalmente aquella que se adecúa a nuestro estado de ánimo. De ésto saben mucho publicistas y cineastas, cuando emplean la música en sus obras para generar emociones o evocar sentimientos”. “Diversos estudios dentro del campo de la psicología -continúa Camino- atribuyen beneficios a la adaptación de estrategias musicales para el desarrollo de habilidades cognitivas; pero también encontraremos otros que rebaten las bondades sobre el efecto Mozart o el método Tomatis (una metodología de estimulación auditiva), aunque nadie puede negar que la música es energía, energía que nuestro cerebro traduce en diferentes mensajes, dependiendo de factores tan diversos como la personalidad, la educación recibida, el estado anímico, el contexto...”. Por eso, antes de abordar el debate sobre si la música ayuda o no a nuestros hijos a concentrarse en sus estudios, Camino propone analizar sus influencias positivas.

Disfrutar y/o componer música puede influir positivamente en cuatro áreas:

Afectivo-emocional: disminuye la tensión, la agresividad y la ansiedad, aumenta la tolerancia a la frustración, incrementa el sentimiento de seguridad y la salud emocional, facilita la expresión de sentimientos, potencia las respuestas emocionales apropiadas al contexto y mejora la autoestima. Comunicación: la música incrementa nuestra capacidad de expresión y la creatividad, ayuda a expresar la sensibilidad y facilita la iniciación y el mantenimiento de conversaciones en torno a temas relacionados con ella. Social: aumenta la conciencia social, la pertenencia al grupo y la cooperación, disminuyen las conductas inadecuadas y potencia la reafirmación de la personalidad. Cognitiva: incrementa la atención, el aprendizaje y la memoria, estimula la imaginación y la creatividad, desarrolla la capacidad de orden, de abstracción y de análisis, actúa como refuerzo y motivación en tareas académicas, ayuda a combatir el cansancio y el aburrimiento y favorece la concentración y la relajación.“Por lo tanto -afirma Camino Felices- se entiende que la música puede beneficiarnos tanto a nivel emocional, aportando aquello que nos pide nuestro estado de ánimo en un momento concreto, como a nivel físico, bajando las pulsaciones, reduciendo el estrés y favoreciendo la actividad física”.

Música, sí o no para estudiar

Según explica la psicopedagoga, el debate sobre si la música ayuda a la concentración o no es muy antiguo y pocos han llegado a conclusiones contundentes que convenzan a toda la comunidad científica. “Hay quien defiende que escuchar música ayuda a concentrarse más y durante más tiempo. Y también podemos encontrar quien afirma que la música nos distrae de la tarea que estamos realizando”, sostiene Camino. Entonces… ¿música, sí o no?: “Son muchos los estudiantes que necesitan la música para aislarse en sus sesiones de estudio y otros tantos prefieren un entorno silencioso para que les resulte productivo. En cualquier caso -responde Camino- el efecto de la música, mientras se están realizando actividades cognitivas o tareas mecánicas, es muy personal”.

Llegados a este punto, si nuestro hijo prefiere la música para concentrarse, nuestra experta nos propone unos consejos, que pueden ser de gran utilidad:

Evitar la música con letra para no terminar cantando o tarareando la canción. Cambiar de género musical en función de lo que esté estudiando. Por ejemplo, música clásica, tranquila, o de sonidos ambientales para procesar información semántica y música rápida y motivadora para tareas más mecánicas. Preparar sesiones de no más de 2 horas para que sea consciente del tiempo y realice los descansos necesarios. Utilizar siempre un volumen bajo. Que elija personalmente el tipo de música que le ayude, ya que no a todo el mundo le funciona lo mismo.

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