¿Cómo funciona un silbato?

Un mecanismo sencillo pero muy eficiente.

Un silbato plateado.
Un silbato plateado.
Pixabay

Un niño y un silbato. Un combo peligroso capaz de destrozar la armonía familiar en cuestión de segundos. Porque si algo se les da bien a los niños es repetir y repetir y repetir lo que les gusta, que en el caso de los silbatos supone un molesto pitido que taladra el cerebro de los adultos que les rodean.

Y para conseguirlo solo hace falta un pequeño instrumento con un mecanismo de lo más sencillo. El silbato aprovecha la corriente de aire que supone el soplido de quien lo usa. Ese aire pasa a través de una lámina muy fina y afilada, lo que crea un remolino que hace vibrar esa pequeña hoja. La parte más ancha del pito funciona como caja de resonancia, amplificando el sonido.

Muchos silbatos tienen dentro una bolita, que gira en su interior con la fuerza del soplido. Al hacerlo, crea una vibración que aumenta también la intensidad del pitido.

La mecánica de un silbato es similar a la de los silbidos que hacemos con los labios. En este caso, se cierra el paso de aire que sale de nuestra boca, lo que genera pequeños remolinos en su interior que, al salir, provocan una vibración que es la causante del inconfundible sonido del silbido.

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