La infatigable lucha por un mundo en igualdad

La fundación DFA celebró ayer la 23 edición de los Premios Zangalleta destacando iniciativas sanitarias, de empleo y colaboración en el sector de la discapacidad.

La Fundación Disminuidos Físicos de Aragón (DFA) celebró ayer su tarde de gala con la 23 edición de los premios Zangalleta, en los que volvieron a reconocer el buen hacer de entidades y personas que apoyan a las personas con discapacidad en su vida diaria y aportan su granito de arena para superar las barreras arquitectónicas y sociales que más afectan al colectivo. Es una carrera de fondo, en la que la mayoría de las entidades premiadas llevan al menos un par de décadas luchando por la integración de las personas con discapacidad y por hacer efectivos sus derechos.

"A todos nos une el deseo de construir un entorno mejor y más justo, que valore a cada persona por quien es en realidad", empezó la presidenta de DFA, Marta Valencia, en la primera gala que se celebra desde el fallecimiento del expresidente, José Miguel Monserrate, que estuvo presente en las cariñosas palabras de todos los allí reunidos. "No solo queremos agradecer vuestro trabajo sino cómo lo desarrolláis", siguió Valencia, que dio paso así a la entrega de galardones que se desarrolló en el Sala de la Corona del edificio Pignatelli ante una nutrida representación del Gobierno de Aragón, partidos políticos, Gobierno de Aragón, entidades del sector y sociedad civil.

El doctor José Luis González Valenzuela recibió el reconocimiento de manos de la propia Marta Valencia, por la atención bucodental dispensada a los usuarios de las residencias de la fundación desde hace 25 años "con cariño, sensibilidad y un magnífico nivel profesional». González Valenzuela expresó su alegría y agradecimiento por el galardón, aunque afirmó que para él y su equipo «el mayor premio" ha sido "tratar a estos pacientes, porque aunque en ocasiones ha sido muy difícil, la satisfacción es siempre mayor".

Alfonso Orduña, gerente de Dana Automoción, recibió el premio de DFA tras más de 20 años contribuyendo a la creación de empleo para personas con discapacidad, lo que supone, en palabras de Valencia, "mucho más que ganar dinero: es ganar en socialización, autonomía, y tener amigos". Orduña recordó que "la peor discapacidad es no darse cuenta de que todos somos iguales" y afirmó que los trabajadores de DFA son un "proveedor indispensable" en el día a día de la compañía.

También en el ámbito sanitario, la fundación destacó la labor asistencial y la creación del grupo de voluntariado en la Unidad de Lesionados Medulares del Hospital Miguel Servet, que se convierte en un "hogar" en un momento de "profundo cambio vital cuando se rompe la médula espinal", afirmó Valencia. Carlos Aragüés, jefe del servicio, subrayó la función de "un equipo de personas ayudando a otras en un momento crítico" que va más allá de superar un problema. Destacó la importancia y el reto de aprovechar las nuevas tecnologías, por ejemplo, con un sistema de teleasistencia "que evitaría desplazamientos a muchos pacientes".

Por último, DFA distinguió anoche a la Fundación Down, tras más de 25 años de dedicación. Su presidente, Enrique Solano, subrayó la importancia del «trabajo en red» y del "principio de solidaridad" y pidió "seguir perseverando en las mejoras", apostando por la cooperación desde todos los ámbitos.

El consejero de Sanidad, Sebastián Celaya, clausuró la gala con un sentido recuerdo al "pionero, luchador e imprescindible" José Miguel Monserrate. Reivindicó que "lo público entronque con lo asociativo" en la lucha para lograr la integración en la sociedad de las personas con discapacidad y subrayó el compromiso del Gobierno en esta labor.

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