Hablar de fertilidad, una cuestión tabú

Una zaragozana cuenta en un documental cómo fue el proceso para quedarse embarazada tras someterse a tratamientos de reproducción asistida.

Hoy en día hablar sobre fertilidad y reproducción asistida, o reconocer que existen problemas para quedar embarazada sigue siendo, para muchas mujeres, una cuestión tabú. Por ese motivo, Lorena Gonzalvo, una zaragozana de 38 años que tiene dos niñas mellizas gracias a la fecundación in vitro, se ha puesto manos a la obra para sacar adelante el documental 'Azul o rosa: un viaje a la fertilidad', que puede verse por capítulos en Youtube.

Ella es una de las casi 900 mujeres en Aragón que dan a luz gracias a diversas técnicas de reproducción asistida. “Viví un proceso de fertilidad hace unos tres años y detecté que a la gente le costaba mucho hablar sobre esto”, explica Gonzalvo. “Mientras a mí me resultaba muy terapéutico y muy sano poder compartir cómo me sentía, mis frustraciones y mis miedos, a mi alrededor había otras personas pasando por lo mismo a las que les suponía un sobre esfuerzo poderlo verbalizar, por quedar expuestos a un estigma social: el de reconocer que tenían problemas para tener hijos”, dice la autora de este documental.

Para Fernando Aísa, director de Aísa Reproducción y Biotecnología, “la falta de comunicación hace que se mantenga el desconocimiento de un problema habitual. Se trata de una sociopatía más que tendría que estar normalizada y tratarse como cualquier otra afección física o funcional”, dice Aísa, porque “entre el 15 y el 20% de las parejas van a presentar un problema de esterilidad a lo largo de la vida”, explica el director de Aísa.

Lorena Gonzalvo se sometió en primer lugar a cuatro inseminaciones artificiales tras un año intentando quedar embarazada de manera natural. “La primera inseminación la comienzas con mucha energía, piensas que si no sale bien no pasa nada porque hay otros tres intentos. A la tercera te empiezas a asustar y a preocupar, y a la cuarta es muy complicado estar positiva. Yo fui sin esperanzas. Ya estaba pensando en la fecundación in vitro”, relata la autora.

De película

Lorena Gonzalvo compara ese proceso con la película 'Los juegos del hambre' porque “partes con 12 jugadores, o folículos, y poco a poco las probabilidades de éxito van decreciendo”, explica la zaragozana.

Estos óvulos pasan por muchas fases antes de poder ser implantados y muchos se van quedando por el camino. “Estás continuamente expuesto a decepciones. Cada vez que llamaba para ver cómo iban, me decían que quedaban menos, por lo que se reducían las posibilidades de éxito. Era muy frustrante”, recuerda Gonzalvo.

Cuando les dijeron que los dos únicos óvulos que quedaban y que le habían transferido, se habían implantado y estaba embarazada de mellizos “fue una sensación extraña, como si me hubieran anclado los pies al suelo y sin embargo, estuviera flotando. No me lo terminaba de creer, y en lugar de sentirme feliz, lo único que me venía a la cabeza era ahora no los puedo perder”, rememora la autora.

“Tuvimos muchísima suerte, a pesar de que el camino fue bastante tortuoso, con mucho estrés emocional, decepción tras los intentos fallidos y rearme para seguir adelante”, dice Gonzalvo.

Una vez embarazada confiesa que “fue complicado disfrutar de esa etapa hasta pasados los tres primeros meses. Ahora tengo dos hijas preciosas y estoy feliz de la vida, aunque muy cansada, confiesa Gonzalvo, sonriendo.

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