Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Calidad del software para que todo funcione

El 14 de marzo tendrá lugar en Itainnova la jornada de presentación del roadmap formativo sobre Calidad del Software, una tecnología clave y transversal a todos los sectores. El testeo temprano, las técnicas de generación de casos de prueba basadas en modelos o las herramientas de ‘design thinking’ aplicadas a la captura de las necesidades del cliente están en el programa

Itainnova pone en marcha un roadmap formativo sobre Calidad del Software que se desarrollará hasta junio
Itainnova pone en marcha un roadmap formativo sobre Calidad del Software que se desarrollará hasta junio

En la oficina, en casa, en la escuela, en nuestro tiempo de ocio, cuando viajamos, al comunicarnos... dependemos del software. "Es un elemento intangible, ubicuo. Está presente en casi todos los aspectos de nuestra vida moderna", resume Miguel Ángel Barcelona Liédana, de Itainnova. Está tan presente en nuestro día a día y estamos tan acostumbrados a que todo funcione, que el software solo suele manifestarse cuando falla. "¿Cómo quedar con los amigos sin el móvil, cómo llegar a un destino si no va el navegador del coche, cómo reservar un viaje si hoy no funciona el pago con la tarjeta?", enumera.

Pero, más allá del uso ciudadano, el software está presente en todos los sectores de la economía. "Las tecnologías de la información son el motor de la nueva economía digital y, a su vez, se convierten en un elemento transversal para mejorar la competitividad en el resto de sectores", señala. Que el software esté bien hecho, funcione como se espera, y sea posible su mantenimiento con el mínimo coste, resulta clave. La calidad debe estar garantizada.

Este mes, Itainnova pone en marcha un roadmap formativo sobre Calidad del Software. Su objetivo es promover la formación y cualificación de los profesionales en el ámbito del desarrollo y mantenimiento de software, conocer los conceptos fundamentales del ‘testing’, saber detectar las necesidades del cliente y aplicar de forma práctica algunas técnicas y herramientas orientadas a mejorar la calidad del software". Se dirige a profesionales de organizaciones que adquieren, desarrollan o mantienen software.

Los talleres, que se desarrollarán hasta el 6 de junio, "están orientados a diversos perfiles profesionales, cubriendo desde personal junior o con pocos conocimientos en el testeo de software que quieran tener una visión general hasta técnicos que quieran obtener una certificación de ese conocimiento", detalla Laura García Borgoñón, responsable de la línea de investigación en ingeniería del software dirigida por modelos en Itainnova. Adicionalmente, "no nos hemos querido olvidar de responsables de la interlocución con los clientes, los directores de tecnología o los actuales encargados de la calidad".

Pero, ¿qué es calidad de software? García Borgoñón indica que "es un concepto muy amplio y que tiene múltiples perspectivas: la del cliente, que quiere que resuelva su necesidad; la del usuario, que además exige que sea fácil de utilizar; la del equipo de desarrollo, que a su vez es medido en el tiempo de entrega y con el presupuesto planificado; y la del equipo que lo mantiene y evoluciona, que requiere que el software tenga planos, para que sea posible modificarlo para las necesidades del mañana".

Solo si el compromiso va desde el cliente hasta los técnicos se consigue la ansiada calidad, fundamentada sobre tres pilares: "Un buen proceso de fabricación del software, un método de testeo para detectar cualquier problema cuanto antes y un equipo de profesionales formados".

Probar lo mínimo posible y hablar el mismo idioma que el cliente
Como resultado de iniciativas como los programas Soft Aragón y Testea, impulsados por Itainnova, "las empresas han dado pasos en fabricar productos software con mayor calidad, pero hoy existen muchos métodos, normas, técnicas y herramientas que hacen que la decisión de cuál es la mejor para mi organización requiera de una curva de aprendizaje enorme", considera Laura García Borgoñón. Los módulos formativos que ahora plantea Itainnova se enfocan en esta dirección.

El testeo de software es la forma de detectar errores en fases tempranas de la fabricación. Aunque hoy en día existen técnicas y herramientas que automatizan muchas pruebas, "no es factible probar todo, por lo que la cuestión fundamental es cómo garantizar la mayor calidad probando lo mínimo posible", señala Miguel Ángel Barcelona. Para ello, "iniciativas como el testeo basado en modelos (Model-Driven Testing) definen de una forma abstracta qué hace un sistema y cómo sabré si lo hace bien o mal; un programa inteligente es capaz de determinar qué pruebas habría que empezar a hacer, generarlas, ejecutarlas, ver el resultado, inferir si fue bien o no y, en su caso, decidir si es necesario seguir probando", describe.

Por su parte, el testeo temprano consiste en abordar el ‘testing’ desde el comienzo, "capturando las necesidades del cliente de forma que podamos a la vez definir cómo validaremos que el equipo técnico ha entendido lo que quiere el cliente". Barcelona lo explica con un símil: "Sería como definir una bicicleta no por los elementos que la componen, sino por cómo el cliente se subirá, pedaleará, frenará y cambiará de marchas, antes de empezar siquiera a diseñarla o fabricarla".

No en vano, otra de las tareas clave de un buen desarrollo de software es "entender las necesidades del cliente y traducirlas a requisitos técnicos", indica García Borgoñón. El cliente "es parte de la creación de un sistema y debe participar de forma activa a la hora de definir el problema a solucionar". Para ello se aplican técnicas de ‘design thinking’, un método "que nos permite trabajar en equipo uniendo la perspectiva del negocio con la parte tecnológica, identificando el contexto y las necesidades, ayudando a compartir una visión común de la solución en un mismo idioma".

Transversal y con peso específico
La Comisión Europea ha identificado como indicador clave el valor que las TIC generan en otros sectores.

Según el último estudio de BSA, el software contribuye de forma directa al 2% del PIB europeo (EU-28), con 249 billones de euros. Su contribución indirecta es del 7,4% del PIB europeo (EU-28), con 910 billones de euros. Más de 3,1 millones de personas trabajan directamente en la industria del software, lo que suponiendo el 1,4% del total de empleos de la UE. De manera indirecta, 11,6 millones de empleos tienen relación con el software, un 5,3% del total de empleos de la UE.El software aporta valor "en sectores que muchas veces ni imaginamos", destaca Barcelona. Desde la agricultura y ganadería ("con tecnología específica podemos saber cuándo es el momento idóneo para recoger un fruto") hasta las finanzas o la construcción; pasando por las ciudades inteligentes que, "combinando sensores del internet de las cosas e inteligencia artificial aplicada a grandes volúmenes de datos, ayudan a detectar fugas de agua, reducir el consumo energético, regular los semáforos o saber dónde faltan contenedores".

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