"Es posible mejorar la atención y el aprendizaje a través de la visión"

Actividades fáciles, lúdicas y accesibles en el aula, con rigor científico y que pueden relacionarse con lo que se estudia, ayudan a los niños a adquirir habilidades visuales para mejorar su lectura y aprendizaje, dentro de un programa innovador que se aplica en varios países, como España.

La directora del máster universitario en Neuropsicología y Educación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Pilar Martín Lobo, ha explicado que esas habilidades es bueno adquirirlas, sobre todo, en Educación Infantil y Primaria, desde los 3 a los 11 o 12 años, aunque también pueden aprenderse en etapas superiores.

Gatear y actividades de lateralidad y de motricidad a esas edades, por ejemplo, ayudan a adquirir las habilidades visuales adecuadas que se utilizan para la lectura, lo que tienen "una importancia enorme en todo el desarrollo del niño y para que obtengan un rendimiento académico satisfactorio".

"Nos encontramos con muchos niños que no mueven bien los ojos sobre las líneas del texto de la lectura, lo que hace que se pierdan en la línea y no capten bien la información", ha añadido la también directora de los talleres prácticos de neuropsicología visual que ofrece la UNIR, que cuenta con el asesoramiento de optometristas.

Para ella, por ejemplo, es muy importante asegurar que "los alumnos son capaces de acomodar el cristalino del ojo de lejos y de cerca para ver bien las explicaciones del profesor y, luego, escribir y tomar sus notas"; así como "la convergencia de los dos ojos y cómo miran para hacer una fijación sobre el texto".

Esta psicóloga, maestra y especialista en neuropsicología y neurociencia aplicadas a la educación ha defendido la conveniencia de trabajar la visión unida al movimiento porque "para escribir hay que utilizar el ojo y la mano va donde el ojo pone la mirada", por lo que "se puede mejorar la atención y el aprendizaje a través de la visión".

Ha afirmado que tiene que haber una coordinación visual y manual y esto se trabaja mucho, por ejemplo, desde Educación Infantil en todos los circuitos neuromotores cuando los niños hacen actividades de movimientos y de coordinación, lo que contribuye a que, desde pequeños, se les prepare para tener un rendimiento satisfactorio.

Ella forma parte de un equipo multidisciplinar que trabaja este programa desde hace más de veinte años, con su aplicación en centros educativos, gabinetes de orientación y centros de psicología especializada, donde se realizan pruebas antes y después del programa para medir, con un rigor científico, cuál es el resultado, que es "muy positivo".

Ha reconocido que en España son cada vez más los profesionales y colegios que ponen en marcha este proyecto, que en la actualidad se desarrolla en 32 centros públicos de Madrid, así como en numerosos de diferentes comunidades autónomas, como La Rioja, pero "queda mucho por hacer".

El desarrollo de estos programas precisan la formación específica del profesorado, a lo que contribuyen estos estudios y talleres que ofrece la UNIR, con el fin de que "todo el que quiera tenga la oportunidad de aprenderlo" porque "no es algo que se pueda improvisar en el aula".

Ha incidido en la importancia de aprender a diseñar programas neuropsicológicos para optimizar el rendimiento escolar y desarrollar el talento en el aula.

La aplicación de la neuropsicología a los procesos de aprendizaje de los alumnos permite enriquecer los sistemas educativos, las metodologías didácticas y proveer una atención personalizada a cada uno de ellos, ha señalado Martín Lobo, quien ha resaltado todo lo que la neurociencia aplicada puede aportar a la optimización del rendimiento escolar.

En esos talleres prácticos, a los que asisten alumnos y profesores desde Infantil hasta Secundaria, se trabajan diferentes habilidades dentro del campo de la optometría y neuropsicología visual y que son sencillas de aplicar en clase para trabajar aspectos como la lectura, la comprensión y la atención.