Cómo afrontar los celos entre hermanos

Cuando llega un nuevo hermano a la familia, el niño siente que tiene que competir por ganarse el cariño de sus padres, que antes era solo para él. Por eso los celos son una reacción lógica para protegerse

No hay que separar a los hermanos, sino buscar espacios en los que estén juntos.
No hay que separar a los hermanos, sino buscar espacios en los que estén juntos.
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Con la llegada de un nuevo hermano a la familia es más que habitual que aparezcan los celos. Tiene su lógica: “Es la manera de protegerse que tiene el niño, que reclama, que exige seguir teniendo la misma atención por parte de los padres”, puntualiza la psicóloga Yolanda Cuevas Ayneto. No olvidemos que, en cierto modo, siente que ha dejado de ser el ‘Rey de la casa’ y que el ‘trono’, a partir de ahora, lo ocupará el recién llegado. “El niño -insiste la psicóloga- siente que tiene que competir por ganarse el cariño de sus padres, que antes era solo para él”. Por norma general, las familias viven esta situación con preocupación, nerviosismo y muchas veces sin saber cómo reaccionar. Es entonces cuando “suelen aparecen cuadros de ansiedad y miedos en los niños; comportamientos, alimentación y ritmo del sueño se ven alterados”, añade la psicóloga, que nos recuerda que los celos forman parte del curso evolutivo del niño y que tienen un valor adaptativo que sirve para afrontar una nueva situación. “Son normales a edades tempranas –de 2 a 4 o 5– tras el nacimiento de un hermano; y la etapa en la que debemos poner mayor atención -aclara Yolanda Cuevas- es cuando la llegada del hermano se produce en la llamada fase de ‘apego’ (hasta los 2 años)”. A la pregunta de cómo debemos reaccionar los padres ante los celos, Clara responde que “es importante que, una vez identificados los celos, padres, abuelos y tíos decidan una estrategia común: ¡la unión hace la fuerza!”. Indefensos y vulnerables. Los celos son la respuesta del niño ante aquello que le hace sentirse indefenso y vulnerable. Gritarles o castigarlos no les ayudará a canalizar sus emociones ni a dejar de actuar así. ¿Por qué siente celos? Debemos analizar las causas. El pequeño no sabe expresarse, necesita nuestra ayuda. Solo si nos ponemos en su lugar cambiará nuestra actitud. Pieza clave en la familia. Es importante que el niño afronte lo que va a suceder en relación a su hermano. Debemos organizarnos y planificar compensaciones, pero no de tipo material. Es mejor decirle: «Ahora, recuerda que toca el baño de tu hermano, ¿me ayudarás? Después leeremos juntos el cuento». Hasta podemos dibujar los ‘rituales’ de la semana y pedirle que él mismo nos recuerde lo que toca. Así se sentirá pieza clave en la organización familiar. Expresar los sentimientos. Nuestro hijo debe expresar sus sentimientos, pero de forma adecuada; tiene que sentir que entendemos lo que le pasa. El ejercicio físico, la expresión corporal, dibujar... le ayudara a expresar sus emociones. Recuerda que las emociones no solo se expresan con palabras. Ampliar los escenarios. Realizar actividades en familia proporciona los mejores momentos para hablar de cualquier tema a cualquier edad. Limitarnos al escenario donde ocurren las cosas, merma las oportunidades de entender y solucionar conflictos. Trato equilibrado. El trato entre hermanos ha de ser equilibrado. No debemos mostrar preferencias ni hacer comparaciones. Cada niño es único, ni mejor ni peor. No es muy recomendable premiar con abrazos o diciendo que les queremos más. El amor a los hijos está por encima de sus comportamientos y así lo deben entender. Es mejor utilizar expresiones cortas de aliento como: «¡Bravo!», «¡así es!», «¡fantástico!», «¡genial!»... o expresiones físicas como un guiño, una palmada, chocar los cinco… Conductas celosas. Ante rabietas, gritos, lloros, mordiscos… se impone la retirada de atención. Debemos dar tiempo a su expresión emocional y evitar reaccionar con nerviosismo, gritando que no aguantamos más… esto no beneficia a nadie. El control respiratorio o de pensamientos, suele ser de gran ayuda. Fomentar su autoestima. Debemos trabajar su autoestima y seguridad, día a día. Y para ello, conviene destacar sus fortalezas: «Me encanta que me ayudes a…»; «me siento orgulloso cuando…»; «eres responsable cuando…». Es bueno referirse a conductas concretas, así es más fácil que las repitan. «Como ya eres mayor...». Recurrir a las ventajas de ‘ser mayor’ y dirigir su atención a estos aspectos, funciona. Y cuando se presente la ocasión, recordarle: «Como ya eres mayor, vas a poder…». Los hermanos, siempre juntos. No hay que separar a los hermanos, sino buscar espacios en los que estén juntos y respetar sus tiempos y su forma de relacionarse; así como alentar nuevas fórmulas y estrategias para solucionar sus diferencias de forma cordial y premiar esos comportamientos.

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