Tercer Milenio

En colaboración con ITA

¿Con qué se afeitan los jedis?

Una conocida marca de cuchillas de afeitar se inspira en la última entrega de la saga Star Wars, 'Rogue One', en su último anuncio. ¿Sabías que el inventor de la maquinilla con cuchillas desechables fue el primer empresario que estampó su rostro en el envoltorio de su producto?

Fotograma de la última entrega de la saga, 'Rogue One, una historia de Star Wars'
Fotograma de la última entrega de la saga, 'Rogue One, una historia de Star Wars'
The Walt Disney Company / Lucasfilm

Salvo que habites en una galaxia muy lejana, a estas alturas de la película seguro que ya has visto el anuncio de Gillette inspirado en la última entrega de la saga Star Wars, 'Rogue One'; con el eslogan de que “Cada historia tiene un rostro. Y para cada rostro tenemos una máquina”.


Aunque, en el caso de las Gillette, más bien habría que decir que cada máquina tenía un rostro. El de King Camp Gillette, el inventor -¿o mejor referirlo como ideólogo?- de la maquinilla con cuchillas desechables. Posiblemente el primer empresario que decidió estampar su rostro en el envoltorio de su producto. Lo que le convirtió en toda una celebridad. Además de en el primer magnate de los negocios mediático.


Pero, y aun a costa de renunciar a un buen afeitado, conviene no apurar tanto. Porque, de hecho, el anterior es uno de los episodios finales de una aventura, la de la invención de estos utensilios, que comienza bastante antes. Y que además está coprotagonizada por otro hombre 'sin rostro'.


La saga de las maquinillas de afeitar Gillette despega en 1895. Cuando King Camp, por entonces un avezado viajante de negocios a la par que aspirante a inventor, se incorporó a la Crown Cork and Seal Company y conoció a su presidente William Painter, quien acababa de inventar el tapón de corona para botellas. Y quien le brindó un valioso consejo: inventar algo desechable de tal modo que los usuarios tuviesen que adquirirlo una y otra vez.


Una sugerencia que llegó a obsesionarle hasta la mañana en que, ante el espejo y enfrentado al ritual diario de rasurarse armado con la clásica navaja de afeitar -esa que había que afilar de forma recurrente frotando contra una tira de cuero y la misma a la que los de su gremio denominaban 'rebana-cuellos' por el peligro que implicaba adecentarse durante sus viajes ferroviarios, con el tren en marcha- a King Camp se le ocurrió la idea de diseñar una máquina de afeitar más segura y con cuchillas desechables.


Tras ensayar por su cuenta diversos diseños fallidos y consultar a expertos ingenieros y metalurgistas todos los cuales le repetían que era imposible hacer cuchillas de acero tan finas y afiladas como pretendía, a principios del año 1900, conoció al ingeniero del MIT (Massachusetts Institute of Technology) William Emery Nickerson, quien no dudó en unirse a la causa. En septiembre de 1901 fundaban la American Safety Razor Company y dos años después, en 1903, Nickerson por fin desarrollaba la maquinaria necesaria para producir las soñadas cuchillas desechables y con ello el diseño definitivo para su máquina de afeitar segura. Diseño para el que King Camp Gillette obtendría la patente en noviembre de 1904.


Ese mismo 1903 comenzaban a producir y comercializar las primeras unidades tras un intenso debate en el que se optó por bautizarlas como Gillette –y rebautizar a su compañía con el mismo nombre-, bajo el argumento de que Nickerson recordaba demasiado a 'nicked', es decir, mellado. Lo cual no convenía cuando de los que se trataba era de vender cuchillas.


Y puesto que la historia la escriben los vencedores, el resto es (la) historia. La de King Camp Gillette. El exitoso inventor, y fundador de la compañía homónima. En apenas dos años vendían 90.000 maquinillas y 12.400.000 cuchillas envueltas con su retrato. Y poco después alcanzaban un acuerdo para que en el equipo que se les facilitaba a los soldados americanos alistados durante la Primera Guerra Mundial, junto al uniforme y las armas, se incluyese un kit de afeitado Gillette. Lo que supuso 3,5 millones de máquinas, 36 millones de cuchillas desechables y todo un 'ejército' de fieles usuarios a la finalización de la contienda. Además, Gillette también fue el primer empresario en poner en marcha el hoy denominado como Modelo de venta Freebie (o Márquetin Freebie y anteriormente conocido como Modelo de venta de maquinillas y cuchillas ), consistente en vender las maquinillas sin margen de beneficio para garantizar la venta de sus cuchillas y obtener con ellas los beneficios.


¿Y Nickerson? Lo dicho, ni rostro, ni casi rastro.

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