A internet se le atragantan las normas

La UE trata de que WhatsApp y otras aplicaciones de mensajería se comporten como las operadoras.

Estafas, bullying y otros claroscuros de Whatsapp
Whatsapp

Son las responsables de que los SMS, eje central de la comunicación de varias generaciones, se sumieran en un estado comatoso. Es normal que las operadoras, que vieron cómo se les escapaban millones de euros de su negocio, siempre hayan mirado con cierta desconfianza a las aplicaciones de mensajería instantánea. La pasada semana asistimos a un nuevo capítulo de este complicado divorcio en el que fueron las 'telecos' las que salieron reforzadas: la UE someterá a normas más estrictas a WhatsApp, Skype y otras plataformas similares.


Gigantes como Telefónica o Vodafone llevan entonando el mantra de que todas estas aplicaciones deben regirse por los mismos principios legales, teniendo en cuenta que prestan un mismo servicio. Bruselas ha estimado en parte los argumentos de las multinacionales aprobando una batería de medidas para fomentar, entre otras cosas, "el desarrollo de las redes 5G" y "proteger al usuario final". Así, la UE ha dictado que cualquier servicio que requiera de un número de teléfono, para poder hacer uso del mismo debe contar con una normativa muy similar a la de las 'telecos', ya que equipara la mensajería instantánea y los SMS.


De esta manera, WhatsApp, Skype y otros servicios deberán ofrecer información contractual, como cuando alguien da de alta una línea móvil en cualquier operador. Además deberían facilitar la migración y la portabilidad del servicio. Hay que esperar a ver cómo lo implantan, los matices y el plazo que se les ofrece a los operadores, pero esto podría llegar a suponer que una aplicación debería habilitar un mecanismo por el que el usuario se podría llevar sus datos y sus mensajes a otra plataforma fácilmente.


Otra de las medidas que, a falta de conocer su desarrollo, será obligada para las 'apps' que necesiten de un número de móvil para funcionar, es la de ofrecer llamadas de emergencia en cualquier momento, de la misma manera que hacen las operadoras. La normativa también abre la puerta a que organismos encargados de las comunicaciones y la competencia en los países miembros establezcan procedimientos y exigencias mayores en lo que a seguridad y privacidad se refiere, uno de los tradicionales caballos de batalla.


Por último, el comunicado de las autoridades comunitarias deja entrever la posibilidad de que las compañías responsables de estas plataformas como Skype o WhatsApp tengan que disponer de planes de contingencia en caso de que su servicio se caiga y no se pueda prestar con normalidad. Esto conllevaría también una mayor transparencia en la información que se suministra a los organismos oficiales cuando se produce algún incidente que ponga en riesgo la información de sus comunidades.


Sin embargo, a esta normativa le queda un largo camino. La votación en el Parlamento Europeo no se producirá hasta los primeros meses de 2017 y luego debe ser refrendada en las cámaras nacionales.

Pulso en YouTube


A YouTube se le está atragantando el asunto de la publicidad. Primero en julio, la FTC -el órgano encargado de la competencia en EE UU- multó a Warner Bros por una campaña de promoción de un videojuego con 'youtubers' sin que estos declarasen abiertamente que era un anuncio. La multa incluía una advertencia para esta y otras compañías, isntándolas a que cesasen con estas prácticas de publicidad encubierta y reclamando a la plataforma medidas para evitarlo.


Tras este efímero capítulo, los 'youtubers' se han revelado contra YouTube por los cambios ejecutados en la política de monetización de vídeos, que según algunos de los más relevantes, dificulta la rentabilidad de su trabajo.

El objetivo de estos cambios es detectar "contenido inapropiado para los anunciantes". Según Google, propietaria del mayor sitio de vídeos del mundo, se deben evitar los vídeos sugerentes, el humor verde, las escenas violentas u obscenas, y los asuntos controvertidos relacionados con la política o los conflictos bélicos entre otros.


Entre quienes se han rebelado por este asunto se encuentra 'El Rubius', un 'youtuber' español con más de 20 millones de suscriptores que publicó en su canal un vídeo bajo el título 'La nueva censura de YouTube'. Phillip de Franco, otra de las personalidades de la plataforma, denunció en Twitter que YouTube estaba cerrando su canal tras recibir doce notificaciones de contenido inapropiado para anunciantes y que iban a retirarle la mayoría de su publicidad. La compañía replicó a sus críticas asegurando que los términos no han cambiado y que se han mejorado las notificaciones. El debate está servido y seguro que trae cola.

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