¿Eres pesimista, optimista, envidioso o confiado?

Un estudio en el que ha participado la Universidad de Zaragoza divide el comportamiento humano en estos cuatro patrones. Ganan los envidiosos.

El profesor e investigador de la Universidad de Zaragoza Yamir Moreno, a la derecha, en uno de los experimentos.
El profesor e investigador de la Universidad de Zaragoza Yamir Moreno, a la derecha, en uno de los experimentos.
Universidad de Zaragoza

Un estudio sobre el comportamiento humano clasifica al 90% de la población en cuatro tipos de personalidad: pesimista, optimista, envidiosa y confiada. El trabajo, que publica la revista científica 'Science Advances' y en el que ha colaborado la Universidad de Zaragoza, revela que el patrón más mayoritario es el envidioso, con un 30%, frente al 20% de cada uno de los grupos restantes.


El experimento ha analizado a 541 voluntarios ante varios dilemas sociales, con opciones de colaborar o de entrar en conflicto con los demás. Los resultados van en contra de la teoría de que los humanos actúan de manera puramente racional.


Además de la Universidad de Zaragoza, han participado en esta investigación las de Carlos III de Madrid, Rovira i Virgili y de Barcelona. El medio centenar de voluntarios tuvo que enfrentarse a un centenar de dilemas sociales, con opciones de colaborar o de entrar en conflicto con los demás, en función de intereses individuales o colectivos.


“Los resultados obtenidos van en contra de ciertas teorías como la que apunta que los humanos actúan de manera puramente racional y, por lo tanto, deberán tenerse en cuenta a la hora de rediseñar políticas económicas, sociales y de cooperación”, indica Yamir Moreno, coordinador del Grupo de Redes y Sistemas Complejos (Cosnet) del Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI) de la Universidad de Zaragoza.


Moreno, que preside también la Sociedad de Sistemas Complejos, considera que “este tipo de estudios son importantes porque mejoran las teorías existentes sobre comportamiento humano, pues las dotan de una base experimental”.


En concreto, el trabajo desarrollado se enmarca en la Teoría de juegos, una rama matemática con aplicaciones en sociología o economía, que examina el comportamiento de las personas cuando tienen que tomar decisiones ante un dilema, con distintas consecuencias en función de lo que decida también la otra parte implicada. “A esas personas se les pidió jugar por pares, que cambiaban en cada ronda, pero además cada vez el juego era distinto, es decir, podía ser lo mejor cooperar con el otro, o hacer lo contrario que el otro, o traicionarlo... De esta manera tenemos datos de lo que hacen en situaciones sociales muy diferentes”, explica uno de los autores del estudio, Anxo Sánchez, catedrático del Grupo Interdisciplinar de Sistemas Complejos (GISC) en el departamento de Matemáticas de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M).


Después de hacer este tipo de experimento social, los investigadores desarrollaron un algoritmo informático que trataba de clasificar a las personas en función de su comportamiento. El ordenador agrupó al 90% de las personas en cuatro grupos: los envidiosos constituyen el grupo mayoritario, (con un 30%, y que son aquellos a los que no les importa la ganancia obtenida, siempre que sea superior a los demás); los optimistas (20%, que deciden pensando que el otro va a escoger lo mejor para ambos), los pesimistas (20%, que elige la opción menos mala porque creen que el otro le fastidiará) y los confiados (20%, que cooperan siempre, son colaboradores natos, a los que les da igual ganar que perder).


Existe un quinto grupo “indefinido” (un 10%), que el algoritmo no pudo clasificar de acuerdo a un comportamiento claro, lo que permite inferir que comporta un amplio abanico de subgrupos integrados por personas que no responden, de manera determinante, a ninguno de estos patrones, sostienen los investigadores.


Estos grupos actuarían así en un dilema concreto: dos personas pueden cazar ciervos juntas, pero si están solas solo pueden cazar conejos. El envidioso elegiría cazar conejos, porque como mínimo estará igual al otro o mejor; el optimista escogería cazar ciervos porque es lo mejor para los dos; el pesimista, conejos porque así se asegura que tiene algo; y el confiado coopera y cazaría ciervos sin pensárselo dos veces.


Experimento de participación ciudadana

El estudio está basado en un experimento organizado por el Ayuntamiento de Barcelona y la Oficina de Ciencia Ciudadana de Barcelona en el marco del festival DAU Barcelona. “Uno de los valores principales de este estudio es el hecho de que el experimento se ha desarrollado de manera participada por la ciudadanía en el marco de una actividad pública de la ciudad”, apunta Josep Perelló, líder del Grupo OpenSystems en el departamento de Física de la Materia Condensada de la Universitat de Barcelona y también coordinador de la Oficina de Ciencia Ciudadana de Barcelona. En este sentido, “los resultados se han compartido con los participantes, así, los sujetos del estudio se convierten así en participantes activos de la investigación”, concluye el investigador.


“Lo realmente curioso es que la clasificación la hizo un algoritmo de ordenador que podría haber obtenido un amplio número de grupos y, sin embargo, ha arrojado una clasificación óptima en cuatro tipos de caracteres”, explica Yamir Moreno.


“Este tipo de algoritmos de clasificación se ha utilizado anteriormente con éxito en otros campos como la biología. Sin embargo, su aplicación al estudio del comportamiento humano es bastante revolucionaria, ya que trabajos previos prefijan los comportamientos esperados antes de realizar el experimento, en lugar de dejar que un sistema externo nos diga a posteriori de forma automática cuáles son los grupos más lógicos”, comenta Jordi Duch, investigador del departamento de Ingeniería Informática y Matemáticas de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona y otro de los autores del estudio. Esto reviste una importancia capital porque no es algo que hayan impuesto los investigadores. La finalidad de emplear las Matemáticas era precisamente el de garantizar la imparcialidad.


En esta misma línea, tratan de contestar qué mueve el interés colectivo o individual en los procesos de negociación y si es útil para la gestión de negocios, organizaciones o para la reformulación de políticas. Además, también sirve para abrir la puerta a mejorar las máquinas, a hacer "robots más humanizados".La dilatada experiencia de Yamir Moreno en comportamiento humano

El físico Yamir Moreno, profesor e investigador del campus aragonés, cuenta con una dilatada trayectoria en el estudio del comportamiento humano. De hecho, participa en la creación del simulador del comportamiento humano más grande hasta la fecha, dentro del proyecto europeo “IBSEN”, en el que se creará una base de datos de 10.000 voluntarios para el desarrollo de experimentos presenciales y online.


Asimismo, Moreno ocupa desde octubre del 2015 el cargo de presidente de la Sociedad de Sistemas Complejos (CSS), que desempeñará durante un período de tres años y en el que representará a una comunidad europea de más de 1.000 científicos dedicados al estudio de la ciencia de la complejidad.


Además, el pasado mes de mayo, la Real Sociedad Española de Física (RSEF) y la Fundación BBVA otorgó el premio al mejor artículo de investigación en las publicaciones de RSEF al realizado por Yamir Moreno, junto con sus compañeros Carlos Gracia-Lázaro y Raquel A. Baños, del grupo de investigación Cosnet Lab del BIFI de la Universidad de Zaragoza, por el trabajo titulado “La Física del comportamiento humano”.

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