Así será el futuro (en 1985)

HERALDO publicó durante el verano de 1966 una serie de reportajes en los que aventuraba cómo sería el mundo dos décadas después.

Noticia publicada en 1966 en HERALDO
Así será el futuro (en 1985)

HERALDO publicó durante el verano de 1966 una serie de reportajes en los que aventuraba cómo sería el futuro en el entonces lejano 1985, con pronósticos más o menos acertados, desde un pseudo vídeo casero hasta los coches eléctricos con dirección automática.


"En 1985 se comprarán en los supermercados - y no muy caros - unos minúsculos cubos negros. Se trata de bloques de ferrita, que serán vendidos en serie y al precio de un libro de edición popular.


Una vez en casa, se colocará el cubo en un aparato de ‘telelectura’ y se tendrá así, según se haya elegido, un reportaje, una conferencia o una película. Así ha descrito el porvenir cultural el físico Finley Cárter, del Instituto de Investigación de Stanford (Estados Unidos). La televisión, para entonces, poseerá el relieve y será en colores. La pantalla será mural en muchos casos.


El triunfo de las ‘ferritas’

Desde la invención de la imprenta, el hombre ha continuado buscando nuevos soportes para la información (periódicos, películas, banda magnética). Los especialistas piensan que la televisión será el soporte más eficaz para una cultura de masas.


Gracias al kinescopio, que será lanzado al mercado en gran escala, en 1970 las imágenes de la televisión podrán ser conservadas a voluntad. Pero este soporte será destronado por las ‘ferritas’ y sus derivados, cuyo uso transformará nuestras costumbres.


Más adelante, los productores de ‘ferritas’ eclipsarán poco a poco a los editores tradicionales. Cierto es que una elite continuará siendo fiel al libro tradicional, que, como reacción contra el libro impreso en edición popular, será cada vez más precioso y reservado a la gran erudición. ¿Resolverán los cubos de ferrita el problema del aburrimiento? Al menos, nos harán entrar de lleno en la civilización de la imagen.


Escuelas permanentes

Dentro de veinte años, multitudes de adultos se lanzarán de lleno al estudio. En efecto, los empleos técnicos constituirán las tres cuartas partes de los efectivos de la industria. Además, va sin duda a producirse una migración sin precedentes hacia el sector terciario (administración, comercio, transportes, servicios), al mismo tiempo que la quinta parte de la población obrera abandonará los talleres y las fábricas. Se prevé, en efecto, que en 1985 los servicios ocuparán más del 42 por ciento de los europeos activos.


Por su parte, los cuadros dirigentes correrán el riesgo de ser desbordados continuamente por el progreso. Ya en nuestra época, ingenieros e industriales se precipitan de congreso en congreso para estar al día. Además, habrá muchas personas que sentirán un verdadero frenesí por saber. Multitud de adultos, sin duda, asistirán en sus horas libres a conferencias, seminarios: comprarán cursos de ‘ferritas’. Aprenderán lenguas en laboratorios lingüísticos, equipados con magnetófonos y circuitos interiores de televisión.


Pero será necesario evitar uno de los peligros que amenazan al hombre de mañana: la decepción. Así pues, la ‘escuela permanente’ no podrá resolver el problema de la totalidad de las horas libres, y muchos se volverán hacia actividades de evasión y ruptura, que por cierto serán cada vez más colectivas.


Miniaturización en todo

La nueva cámara de 16 milímetros equipada con transistores tiene el tamaño de un aparato fotográfico, lo que impondrá, sin duda, un nuevo estilo al cinema. Inversamente, el cine será a base de films de gran espectáculo proyectados en cinerama y relieve.


Los aparatos de radio con transistores son también minúsculos. Una firma norteamericana ha realizado una radio de pulsera, capaz de captar todas las ondas en que se transmite en el mundo. Los científicos del Instituto Weizman, de Israel, han inventado un altavoz tan plano como una carta de baraja. Sin embargo, el gran progreso será la cadena de alta fidelidad de formato pequeño.


Por su parte, la Mondovisión no tardará en multiplicar el número de las cadenas internacionales por 10 o por 15. En efecto, la circulación de los satélites artificiales de telecomunicación en torno a la Tierra se multiplicará también. Actualmente se cuentan 2.000 emisoras de televisión en nuestro planeta (se inauguran dos nuevas por día), pero en 1985 habrá más de 24.000. Para esa época, además, la luz coherente de los láseres y las ondas milimétricas servirán de soporte al teléfono intercontinental y a la televisión.


En vista del creciente aumento de telespectadores ante los aparatos, cabe preguntarse: ¿será la televisión un ‘cretinómetro’, como le llaman los ingleses o, por el contrario, un instrumento de cultura? La verdad es que asistiremos a un extraordinario igualitarismo del pensamiento, el gusto y las costumbres a través del planeta".


(Noticia de Hemeroteca recopilada por Mapi Rodríguez y Elena de la Riva. Documentación de Heraldo de Aragón

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