Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Eficiencia: integración urbana de una planta industrial

En Syral Iberia los procesos de fabricación se diseñan minimizando las emisiones a la atmósfera y el ruido generado. También se ha reducido en un 95% la emisión de olor

Planta de Syral Iberia en el barrio zaragozano del Picarral.
Planta de Syral Iberia en el barrio zaragozano del Picarral.
SYRAL IBERIA

El crecimiento urbano hace que, en muchas ocasiones, las áreas industriales pasen a formar parte de los nuevos barrios. La integración y adaptación al nuevo entorno es un factor clave para garantizar la aceptación social de dichas industrias, que han de tener muy presente en sus actividades el bienestar de los vecinos y del medio ambiente.


Syral Iberia, con sus más de 170 trabajadores, transforma el maíz en productos para industrias de sectores tan diversos como los de alimentación humana, alimentación animal, farmacéutico, química verde, papel y cartón, etc. Pertenece al grupo cooperativo francés Tereos, presente en cuatro continentes y con más de 40 plantas de producción en todo el mundo.


Adaptación al entorno

Con el nombre de Campo Ebro Industrial, la empresa comenzó su actividad en 1964 en el zaragozano barrio del Picarral, en un entorno por entonces industrial que, poco a poco, se ha transformado en mayoritariamente urbano. La integración y la eficiencia han sido los motores de la mejora continua, con el objetivo de la excelencia medioambiental.


El uso de tecnologías limpias, el diseño de procesos de bajo impacto ambiental, la eficiencia y, sobre todo, el fuerte compromiso de la empresa con los ciudadanos del entorno y sus empleados han sido claves en la adaptación a su enclave.


Así, todos los procesos de fabricación se diseñan minimizando las emisiones a la atmósfera y el ruido generado por la actividad. También se han elaborado planes que han conseguido reducir en un 95% la emisión de olor, hasta el punto de que solo se percibe en el entorno próximo a la fábrica.


Asimismo, se cuidan detalles como el impacto visual y, para ello, se presta especial atención a la elección de formas, materiales y colores en los cerramientos de las edificaciones.


Algunos proyectos de integración en el entorno han contemplado desde la modificación del acceso a sus instalaciones, que ha permitido reducir en 1 kilómetro el recorrido urbano de todos los camiones que entran a la fábrica, hasta el cambio de la turbina de cogeneración por una de baja emisión de óxidos de nitrógeno (NOx) con la que se ha conseguido reducir las emisiones equivalentes a más de 83.000 coches al año recorriendo 1.600.000 kilómetros.


La responsabilidad social corporativa juega un papel fundamental en la visión de la empresa, que considera al capital humano como la base del desarrollo y la mejora continua. En este sentido, Syral Iberia ofrece planes de desarrollo profesional para sus empleados y colaboradores, forma a futuros profesionales, participa en iniciativas sociales del barrio y celebra jornadas de puertas abiertas.


Procesos ecoinnovadores 

La mejora de la eficiencia para reducir el impacto ambiental y mejorar el competitividad es un objetivo permanente. Como resultado, la planta de Zaragoza ha conseguido un rendimiento másico del 99,5% y una eficiencia energética superior al 90%. Valoriza el 98% de los residuos que genera con fines energéticos o para obtener fertilizantes. En los últimos diez años, también ha conseguido reducir en un 20% el consumo del agua. De esta forma, en el camino de la eficiencia, Syral Iberia trata de adelantarse a los cambios, respetando e integrándose en el entorno en el que se encuentra.

LA FICHA
NOMBRE Syral Iberia, SAU. SECTOR Agroalimentario. ACTIVIDAD Fabricación de almidones y glucosas a partir de maíz. FACTURACIÓN 125.000.000 euros. NÚMERO DE EMPLEADOS 175. UBICACIÓN Avda. Salvador Allende 76-78, 50.012 Zaragoza. WEB www.tereos-starchsweeteners.com

Con la colaboración del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE).

Ecopíldora

La cara oculta de los alimentos


La energía fósil que se consume para producir nuestros alimentos es 10 veces superior a la de los que ingerimos. El precio de los alimentos está cada vez más ligado al petróleo. Y eso crea hambrunas. Mil millones de personas pasan hambre. En cambio, los países ricos y en desarrollo están variando sus hábitos consumiendo más carne. Se necesitan cinco veces más grano para conseguir las mismas calorías ingiriendo cerdo que el grano que lo alimenta. El 35% del grano mundial se utiliza para engordar ganado, no a la gente. En general, el uso intensivo de combustibles fósiles, de abonos y la degradación de los suelos fértiles amenaza seriamente el futuro de la alimentación en el planeta.


En Circe hemos analizado que si sustituyéramos un 10% la carne por vegetales, se reduciría el consumo de combustibles fósiles en un 6% y los requerimientos de superficie cultivada en un 13,5%. Reciclando un 10% de los residuos de cosecha, se reduciría el consumo de combustibles fósiles en un 5,6%. Y lo peor, desperdiciar los alimentos una vez elaborados es una barbaridad energética. Aprovechar solo un 10% más, ahorraría al menos un 7% de combustibles fósiles. Pero el problema no es solo energético. Para producir un kilo de carne de vacuno se necesitan 98.000 litros de agua; de pollo, 3.480; de semillas de soja, 2.000; de maíz, 1.400; de trigo, 870; y de patatas, 490 litros.


Se necesitan soluciones globales: un artículo reciente del National Geographic proponía: 1) congelar la huella ecológica de la agricultura; 2) producir más en tierras ya cultivadas; 3) hacer un mejor uso de los recursos; 4) cambiar la dieta; y 5) reducir el despilfarro de alimentos. Además, se está destruyendo la agricultura tradicional y de proximidad. Aprenda y enseñe a alimentarse. ¡Buen provecho!


Antonio Valero, Director de Circe

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