Se come treinta ranas enteras: gana una apuesta y una obturación intestinal

Se come treinta ranas enteras: gana una apuesta y una obturación intestinal
Se come treinta ranas enteras: gana una apuesta y una obturación intestinal

Una clínica especializada en tratar a la gente que se traga cosas extrañas.


FRIBURGO. (Crónica especial para Agencia ‘Fiel’) A una clínica de Friburgo llega un hombre con obturación intestinal. Hay que operarle. Había apostado que se tragaría treinta ranas enteras. Ganó la apuesta, pero los huesos de los anfibios le obturaron el intestino. Llega otro paciente con una fuerte hemorragia intestinal. Al ser operado se le encuentran en el estómago restos de plantas sin digerir. Confesó haber comido en cantidad raíces de plantas. Era una víctima de la llamada ‘medicina natural’, guiado por un libro que cantaba las excelencias de la dieta vegetariana. El Dr. Kern, de la clínica de Friburgo, se ocupa desde hace años de recoger con todo detalle los casos que se presentan de pacientes que han ingerido cuerpos extraños. Así, el de un niño de seis años, que tragó una pila de linterna. Tuvo que ser operado, pues a pesar de que la pila hubiera podido ser expulsada de forma natural, su contenido químico se hubiera disuelto en el estómago, provocando el envenenamiento del niño.


En general, solo es necesario operar en el ocho por ciento de los casos. Solo cuando el objeto permanece en el mismo sitio una semana, o cuando es de afilado o cortante, se corre el riesgo de una perforación de estómago. Para ayudar a expulsar el cuerpo extraño, se receta tomar puré de patatas o repollo para que se forme una pasta que lo cubra y lo empuje rápidamente hasta su expulsión. Entretanto se debe someter al paciente un periódico examen por rayos X.


Los casos normales son en las modistas tragarse agujas o alfileres, ya que no dejan la mala costumbre de ponérselos en la boca cuando hacen las pruebas. Como a la vez quieren, hablar con la cliente, a veces termina en accidente. Si hay suerte, la aguja marcha directamente cabeza abajo hacia el estómago, sin producir herida y donde los jugos gástricos la disuelven.


Cuando se traga uno una aguja se aconseja tomar inmediatamente puré de patatas. Hay que observar su marcha por rayos X por lo menos hasta que llegue al estómago. Si se queda enganchada, el médico habrá de decidir lo que hay que hacer.


También a los ebanistas, montadores, etc., les gusta tener los clavos o tornillos en la boca mientras trabajan. Aun cuando aseguran que tienen cuidado de no tragárselo. La realidad es que a veces sucede lo contrario.

Entre los hombres, la mayoría de los pacientes del Dr. Kern son perturbados mentales y presos. Los últimos porque prefieren pasar una temporada en el hospital, donde están mejor que en la cárcel y donde las posibilidades de fuga son mayores.


Más de la mitad de los casos que tiene que atender el Dr. Kern son niños, la mayoría de dos a tres años. Tienen gran predilección por tragarse monedas, alfileres, horquillas, pitos, etc. Muchas veces los mayores no se dan cuenta, y el niño, si puede hablar, no dice tampoco nada por miedo al castigo. Aun cuando en ocasiones el tragarse un objeto no tiene malas consecuencias, es aconsejable llevar al niño inmediatamente al médico. Cuando una niña se queja de fuertes dolores en el estómago, debe pensarse que se ha tragado cualquier objeto.


Recopilado por Elena de la Riva y Mapi Rodríguez. Documentación de HERALDO DE ARAGÓN.

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