La muerte más humana del oso polar 'Knut'

El oso polar del zoo de Berlín falleció a consecuencia de una encefalitis.

El oso polar Knut
El oso polar Knut será disecado y tendrá un monumento en el zoo de Berlín
EFE

'Knut', el oso polar que se convirtió en uno de los iconos de Berlín, falleció a consecuencia de una dolencia propia de los seres humanos. Aquel triste 19 de marzo de 2011, el plantígrado sucumbió en medio de lo que parecía un ataque de epilepsia ante los horrorizados ojos de los visitantes del zoológico.


El popular oso había nació el 5 de diciembre de 2006. Su alumbramiento fue seguido con sumo interés por los ciudadanos y los responsables del zoo berlinés, dado que 'Tosca', su madre, lo rechazó desde el primer momento. Pese a todo, el pequeño osezno fue adoptado por Thomas Dörflein, un trabajador del recinto encargado de los osos. Este hombre le amamantó y le enseñó a jugar. Su historia trascendió más allá del zoológico y causó la polémica entre los grupos conservacionistas que criticaban que fuese educado como un animal doméstico.


Sin embargo, para entonces 'Knut' era ya uno de los reclamos turísticos de la ciudad, igual que la Puerta de Brandeburgo, el Muro, la Fernsehturm (torre de la televisión), el edificio del Reichstag o el popular hombrecillo de los semáforos.


La sorpresa de su muerte, sólo con cuatro años, provocó todo tipo de especulaciones sobre sus causas. La autopsia realizada por los expertos apuntó que el animal sufrió una inflamación cerebral, lo que se conoce como encefalitis, dolencia que le causó los espasmos epilépticos previos al óbito. El origen de la inflamación no pudo ser atribuido a una infección o a un parásito.


Ahora, cuatro años después, se conoce que 'Knut' sufría una enfermedad autoinmune, dolencia que origina también la encefalitis, según recoge un estudio publicado por la revista Scientific Reports. Los expertos del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas y del Instituto Leibniz de Investigación de Vida Salvaje y Zoológicos revisaron la autopsia y realizaron un estudio histológico de los tejidos del cerebro del oso. Así detectaron que 'Knut' tenía anticuerpos contra la subunidad NR1 del receptor de glutamato de tipo NMDA.


La sorpresa fue mayúscula, dado que durante los últimos cinco años esta irregularidad ha sido detectada sólo en más de 1.000 casos en humanos que sufrían una encefalitis no debida a un virus, una bacteria o un parásito. Es la primera vez que se observa este síndrome autoinmune en mamíferos no humanos y, según los investigadores, hay que determinar si esta enfermedad puede observarse en otros animales.


Sin saberlo, el oso 'más humano' del zoológico de Berlín dejó al morir un importante legado. La ciencia está en deuda con aquel simpático osezno blanco que tantas simpatías cosechó. El hallazgo podría determinar nuevas vías para la curación y prevención de la encefalitis.

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