El velociraptor que en realidad abultaba como un pavo y otras licencias dramáticas

Para los paleontólogos pesa más la repercusión de las películas que los fallos achacables a la saga.

Los dinosaurios vuelven a la cartelera con 'Jurassic World'
Los dinosaurios vuelven a la cartelera con 'Jurassic World'

La llegada a los cines de 'Jurassic World', la nueva y por ahora última entrega de Parque Jurásico, ha vuelto a abrir comentarios entre aficionados y paleontólogos sobre la fidelidad de los dinosaurios retratados en la cinta. Unas diferencias con los originales “evidentes en varios casos”, según señalan los expertos, pero que estos aceptan como “licencias dramáticas”.


Tanto Luis Alcalá, director de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, como el paleontólogo Francisco Gascó coinciden al confesar que han sido “de los primeros” en acudir al cine a ver la nueva entrega de Parque Jurásico. Un nuevo capítulo donde Spielberg -ahora como productor- retoma la imagen original que dio a los dinosaurios en la primera película de 1993 tras intentar adaptarse en los dos 'filmes' intermedios a los descubrimientos que la ciencia había ido haciendo por el camino.


“Lo que la gente suele llamar errores yo lo llamo licencias. Hay algunas que se justifican porque no deja de ser una película donde el peso dramático tiene que primar, y otras porque cumplen con el canon que heredan de las otras películas” señala Gascó.


Uno de los aspectos que más se achaca a la nueva entrega es la ausencia de plumas en muchos de los dinosaurios, algo constatado en la actualidad en muchos géneros, pero que aún estaba por explorar cuando se comenzó a rodar la primera película. “Las plumas, por decirlo así, se han puesto de moda desde la segunda mitad de los noventa. En la época de la primera película se desconocía este aspecto, ahora cada vez se encuentran más y de hecho el foco del debate actual está en que se están encontrando dinosaurios primitivos con plumas que en ningún caso podían volar, lo que nos quiere decir que las plumas fueron anteriores al vuelo”, explica Alcalá.


Cuestión distinta son los temidos 'raptores' presentes en todas las entregas. “Se agrandaron desde la primera película, en realidad son unos animales muy pequeñitos, de la altura de un pavo o un perro grande que se agrandaron por cuestiones dramáticas, ¡tenían que asustar!” señala el director de la Fundación turolense, que cree que “aunque hay muchos fallos fácilmente identificables” hay que acercarse a la película “como lo que es, no como un documental”. “En mi opinión, y aunque es cierto que hay aspectos mejorables, con lo que me quedo es con que hay una serie de películas que van a ver millones de personas y que hablan de mi profesión; haciendo que la gente se interese”, asevera.


En esta misma línea mantiene su discurso Gascó, que se confiesa fan de la saga. “En esta película el genetista da una explicación que, pese a que ser lógicamente ficticia, sirve para justificar por qué los dinosaurios que vemos en 'Jurassic Park' no se asemejan del todo a la visión dada por la ciencia. Explica tal cual que el motivo es que han completado con genes de animales actuales los restos que conservaban de los dinosaurios y que por eso tienen un aspecto distinto. Para mí ha sido algo muy bien llevado por los guionistas”, señala.


Pese a esto, la nueva película trae algunas cosas que sí que pueden llevar a engaño al gran público, como meter en el mismo saco a los reptiles voladores primitivos o los grandes monstruos marinos con los dinosaurios. “Se puede decir que son primos hermanos, pero los reptiles voladores como los Pteranodones no son dinosaurios. Los únicos dinosaurios que han volado son las aves actuales”, explica Gascó.


Y es que, si algo se ha consolidado durante estas más de dos décadas que han pasado entre la primera y la última entrega en el campo paleontológico es la relación que hay entre los gigantes del jurásico y las aves que hoy podemos ver solo levantando la cabeza. “Ahora mismo cualquier paleontólogo dice lo mismo: el cielo es azul y las aves son dinosaurios” dice Gascó, una afirmación que Alcalá también reitera: “Cuando cenas unas alitas de pollo, puedes decir paleontológicamente hablando que te has comido un dinosaurio”.