El rostro, espejo del alma en las entrevistas de trabajo

El oscense Julián Gabarre aplica la morfopsicología en diversos ámbitos, entre ellos la selección de recursos humanos.

Esquema sobre las zonas del rostro que analiza la morfopsicología del libro "El rostro y la personalidad".
Esquema sobre las zonas del rostro que analiza la morfopsicología del libro "El rostro y la personalidad".

Lo de que el rostro es el espejo del alma parece tener algo más de base científica que el de un mero refranero popular. Así lo postula el oscense Julián Gabarre, doctor en psicología facial y "la única persona que hasta estos momentos ha demostrado científicamente que el rostro y el cerebro son las dos caras de una misma realidad", asegura.


Gabarre, que viene del mundo de los recursos humanos, es autor de la tesis doctoral 'Cerebro y rostro, dos caras de una misma realidad', un trabajo en el que postula que analizando los rasgos faciales de manera global es posible descifrar las competencias innatas de la persona, "que son las que determinan su éxito o fracaso en una organización", y que aplica en diversos ámbitos, entre ellos la selección de recursos humanos.


Según Gabarre, con su metodología de análisis del rostro se pueden dilucidar cuestiones como qué tipo de inteligencia tiene una persona, si tiene buen sentido del ahorro, si es controladora, impulsiva, si tiene iniciativa o hasta si dos personas pueden encajar, por lo que también se utiliza esta metodología en terapias de pareja.


Así, este oscense natural de Grañén y afincado en Barcelona, defiende la validez de la psicología facial para descubrir aspectos que en una entrevista personal se pueden ocultar. "La persona responde con lo que piensa que se ajusta a lo que la empresa quiere conseguir de una persona", de manera que con esta metodología "reducimos el sesgo del autoinforme de lo que dice la persona", sostiene Gabarre.


El estudioso apunta que ya en su trayectoria profesional como responsable de recursos humanos aplicaba estos conocimientos, y que las empresas que recurren a ella "se quedan fascinadas porque cambian el paradigma de todo lo que es la psicología. Nosotros vemos el consciente y el inconsciente".


Pero, ¿cómo habla un rostro de cada persona? Gabarre explica que el cerebro creciente va dando forma al rostro, y que "el sistema nervioso central, el periférico, el rostro y el cerebro están interconectados, cosa que no pasa con el resto del cuerpo", además de que los nervios que van del cerebro al rostro "van directos, sin pasar por la médula espinal, por lo tanto el rostro es la terminal de nuestra neurofisiología".

Interpretación del mapa facial

Para la interpretación de nuestro mapa facial, el rostro se divide en una zona baja (boca, mandíbula y mentón), que conectan con el tronco del encéfalo y el aparato digestivo y reproductor y es en el que se localiza la fuerza de los impulsos. Hay una zona media constituida por los pómulos y por la anchura y profundidad de la nariz que conecta con el sistema respiratorio y el sistema límbico de nuestro cerebro y es el centro de las emociones y los afectos, y una zona superior, formada por la frente y los ojos, que es donde se localiza el potencial intelectual de la persona.


Además, la lectura psicológica del rostro también se basa en la agrupación de los cinco sentidos que se encuentran en la cara, y que son "la puerta de entrada a nuestra interioridad y a nuestros mecanismos de racionalización".


Así, Gabarre ejemplifica que una persona puede tener una frente muy ancha y grande, pero si la mandíbula es reducida, que es donde se localiza la fuerza y la actividad física según la morfopsicología, "esa inteligencia quedará abstracta, pero si tiene buena mandíbula, esa inteligencia tendrá acciones reales y concretas". O, si tiene frente grande, mandíbula grande y zona emocional pequeña, "su objetivo estará al servicio de realizaciones concretas de manera objetiva, pero a la vez fría".


El estudioso asegura que estas metodologías "poco a poco se van introduciendo", si bien empresas y consultoras de recursos humanos todavía muestran escepticismo. "En el sector no es nada habitual. Me resulta complicado entender que a través del rostro de una persona tengamos acceso a según qué tipo de información", apunta Gema Fernández, responsable de Recursos Humanos y Selección de la Asociación Española de Profesionales de Recursos Humanos (AEPRH), en relación a cuestiones competenciales y de gestión del talento, medibles en pruebas, test o incluso simulaciones para comprobar validaciones. Para Fernández, estas técnicas, como la grafología o la caligrafía "pueden tener valor siempre y cuando estén complementadas por otro tipo de técnicas".


Gabarre prepara ahora artículos científicos que espera publicar próximamente para arrojar más luz sobre sus tesis y con el objetivo de que la Universidad abra las puertas a la morfopsicología, que ya fue creada como ciencia por el psiquiatra francés Louis Corman en 1937.