El descalabro de Tidal

Apadrinada por Beyoncé, Jack White o Madonna, entre otros, la plataforma de música en la nube de Jay Z se hunde

Beyoncé y Jay Z.
Beyoncé y Jay Z.
AFP

Era un movimiento arriesgado. Plantar cara a la todopoderosa Spotify se antoja difícil, sobre todo si se tiene en cuenta que la plataforma de música en la nube cuenta ya con 60 millones de usuarios activos, 15 de los cuales pagan religiosamente una suma de dinero al mes por escuchar las canciones sin los spots publicitarios.


Quizá porque lo que no le falta a Jay Z es dinero o porque entendió que con el apoyo de varios artistas su apuesta por el 'streaming' se consagraría a velocidad de crucero, el rapero se lió la manta a la cabeza y, previa adquisición de la compañía sueca Aspiro por 50 millones de euros, relanzó el pasado 31 de marzo su servicio Tidal.


La particularidad de Tidal reside en que, además de un servicio con una calidad similar a la que ofrecen los suecos de Spotify por 12,99 euros al mes, cuenta con una suscripción de 25,99 euros al mes que ofrece los 25 millones de canciones de los que dispone en alta calidad y en un formato de compresión sin pérdida -cuando se comprime una canción en MP3, se eliminan algunos datos de forma que lo que finalmente suena no es exactamente lo que se grabó- a 1.411 kilobits por segundo, frente a los 320 kilobits por segundo habituales del resto de plataformas. Además, cuenta con 75.000 videoclips en alta definición y contenidos editoriales "confeccionados por expertos", según se apunta en la página web del servicio.


Con la tecnología ya preparada, la idea era irrumpir con fuerza en el mercado, con una puesta en escena que pusiera a los artistas en el centro del foco. "A lo largo de la historia, cada movimiento comenzó con unos pocas personas unidas por un visión en común, una visión para cambiar el statu quo". Con este mensaje 'revolucionario' comenzaba la declaración de principios que 16 artistas firmaron durante la puesta de largo del proyecto, el pasado 30 de marzo, todos ellos copropietarios del servicio, cada uno con un 3%. A saber, la esposa del rapero, Beyoncé, Jack White, Chris Martin, Daft Punk, Alicia Keys, Calvin Harris, Win Butler y Régine Chassagne, de Arcade Fire; Kanye West, Jason Aldean, J. Cole, Madonna, Micki Minaj, Rihanna, Deadmau5 y Usher.


Las celebridades vendieron la plataforma como la única que estaba bajo el control de los artistas y no de un intermediario. Cabe recordar que músicos como Thom Yorke, de Radiohead, y Taylor Swift ya criticaron los pocos márgenes que Spotify pagaba a los artistas a través de los sellos discográficos y que la música no debía ser gratis, respectivamente, y quitaron parte de su discografía. En definitiva, la idea de que Spotify perpetúa un poco el negocio rentable de las discográficas en detrimento de los artistas.


Pero a Tidal no le ha salido del todo bien la jugada. Inmediatamente, otros artistas empezaron a criticar el servicio. Lily Allen, por ejemplo, afirmó que la plataforma era demasiado cara comparada con sus competidores. "Ha cogido a los mayores artistas y los ha hecho exclusivos de Tidal, ¿no es cierto? La gente va a volver a las páginas de piratería derivando tráfico a los torrents", afirmó en Twitter.


Marcus Mumford, líder de Mumford & Sons, explicaba en una entrevista ofrecida a The Daily Beast que la banda no se hubiera unido al servicio aunque se lo hubieran propuesto. Iba más allá: "Cuando dicen que esto es propiedad de los artistas, en realidad se refieren a los que son ricos". El líder de Death Cab for Cutie, Ben Gibbard, es de la misma opinión: "Si yo fuera Jay Z, hubiera traído diez artistas independientes y hubiera dicho 'estas son las personas que están luchando por sobrevivir en la industria musical hoy en día'".


Al hilo de las críticas, Jay Z ha intentado reconducir la situación. En primer lugar, ha lanzado una sección llamada 'Rising' con el objetivo de dar a conocer artistas noveles. Posteriormente ha tratado de defender Tidal en Twitter, asegurando que ya cuentan con "770.000 suscriptores" y que paga "el 75% de los royalties a todos los artistas, autores y productores, no sólo a los fundadores".


Lo más sorprendente es que en apenas un mes la aplicación para iOS se ha hundido en el top de descargas, pasando del puesto 23 en el ranking mundial al 872. El hecho de que no disponga de un servicio gratuito, como Spotify, y de que la música en alta fidelidad consuma muchos más datos que la tradicional y requiera de 4G para su correcto funcionamiento a buen seguro ha tenido que ver en el descalabro. A pesar de todo, Jay Z recuerda que "a Spotify le ha llevado nueve años ser exitoso".