La primera fregona, a subasta

Casi sesenta años después de su invención por parte de un aragonés, ?Manuel Jalón.

Fregona a subasta
Fregona a subasta
Balclis

Se ideó "pensando en las mujeres que fregaban el suelo" y lo mejor de todo es que evitó que "millones de personas" sufrieran enfermedades en las rodillas y deterioro de sus manos. Ésta fue la filosofía del primer modelo de fregona, de 1956, y que sale a subasta mañana por 300 euros.


Manuel Jalón (Logroño 1925-Zaragoza 2011), ingeniero aeronáutico que residía en la capital aragonesa, fue el inventor de la fregona, un utensilio de limpieza con el que intentó "dignificar un trabajo humilde", afirmaba por entonces el creador de este utensilio.


Su uso supuso una revolución, ya que permitía fregar y escurrir el lavasuelos "con gran comodidad", explica el experto en diseño de la casa de subastas Balclis Joan Servelló.

No está claro cuántas unidades se crearon de este primer diseño, aunque "no debieron de ser una gran cantidad", primero porque se trataba de "un trabajo manual" y en segundo lugar porque "mucha gente no las ha conservado", explica Manuela Yeste, también de Balclis.


Lo que sí es cierto es que el primer diseño de esta fregona data de 1956, que es el año en que se fecha la que se subasta, y que en el Museo de Artes Decorativas de Barcelona se exhibe una fregona similar, con la diferencia de que en esta última, es decir, la del museo, no aparece la marca Rodex, de la casa que lo fabricó.


"Fregar de rodillas sólo lo soportaban las mujeres sin otra posibilidad. Incluso las amas de casa de clase media esperaban a que el marido no estuviese para arrodillarse a fregar", decía entonces su inventor, según se recuerda en la web "fregona.es", donde figuran los entresijos de este invento así como la biografía de su creador.


Ahora, 59 años después de aquel invento, un ejemplar de este primer modelo de fregona es subastado el miércoles por Balclis, a un precio de salida de 300 euros.


Su inventor se inspiró para su creación en el sistema que usaban en Estados Unidos para limpiar los hangares, con grandes cepillos y trapos con palos. Su difusión no fue fácil. Tuvieron que realizarse muchas demostraciones in situ, pero enseguida caló en la población española, extendiéndose con los años su uso por todo el mundo.


Esta fregona que se subasta, según especifica la empresa, se compone de un palo que mide 1,18 metros de alto y de un cubo, con dos rodillos incorporados, de 30 centímetros de altura y 18 centímetros de diámetro.


Entre 1956 y 1965 este diseño de fregona continuó, aunque con algunas variaciones o modificaciones. A partir del año 1965 se comenzaron a fabricar fregonas de plástico, con el modelo de cubo con un escurridor en forma de tricornio, afirma.


En realidad su inventor le puso por nombre lavasuelos, palabra que consideraba más elegante, pero, al comercializarse su primer vendedor, Enrique Falcón, la llamó "fregona" y así ha pasado a la posteridad.


Durante un tiempo mantuvo su inventor un litigio por la autoría de la fregona con Emilio Bellvis y sus herederos, hasta el punto de que interpuso una demanda en 2007 en los tribunales para que le reconocieran su autoría. Así lo hizo la Audiencia Provincial de Zaragoza en 2009 en sentencia firme.


Por lo visto, Manuel Jalón estuvo de alquiler en la trastienda del taller de Bellvis, en Zaragoza, donde realizó los prototipos de lavasuelos. En 1957 Jalón invitó a este último a participar en la fabricación de estos fregasuelos, que fueron vendidos por Falcón, bajo la marca Rodex, y de ahí vino todo.


Todos los documentos de registro de patentes y sentencias también se pueden visitar en internet, en "fregona.es".

Hoy se calcula que al menos dos millones de personas usan cada día la fregona en España, lo que demuestra que fue un producto pensado para el pueblo.


El propietario de esta fregona que se subasta el miércoles por la tarde es un particular español, pero su nombre no se puede desvelar, explica Servelló.


Manuel Jalón falleció en Zaragoza en 2011 a los 86 años, donde pasó la mayor parte de su vida y ciudad de la que fue nombrado hijo adoptivo en 1992.


La autoría de este invento se la disputó con Manuel Bellvis González.