La China menos popular

Eugenia Suárez, la nueva novia de David Bisbal, solivianta a las seguidoras más posesivas del cantante almeriense al declararse la ‘fan número uno’

David Bisbal y Eugenia Suárez, su nueva novia, paseando por Almería.
La China menos popular
Cordon Press

Hay algo mucho peor que una suegra quisquillosa. Se llama club de fans. Es la lección que acaba de aprender la China Suárez en su visita a España para acompañar unos días a su novio, David Bisbal, y conocer a su hija Ella. Las fans militantes suelen ser peores que una madre hiperprotectora y celosa y Bisbal las tiene a millones. La actriz argentina Eugenia Suárez (la China) llegó a Almería proclamando: «¡Qué arte la gente andaluza!», y se ha debido de marchar pensando para sus adentros: «¡Ché, que estas me comen!». Le bastó con subir a la red un inocente comentario sobre su chico para que la cosieran a puyas. «Con mucho respeto a tus fans, yo soy tu fan número 1», escribió Eugenia, y lo ilustró con una foto de David en pleno concierto... Para qué quiso más. Las acérrimas seguidoras del cantante almeriense (fan viene de fanática) la han castigado con más ‘partidos sin jugar’ que la Fifa al otro Suárez, el del mordisco.


«¿Ese qué es? ¿El chiste del día? Pues no me ha hecho gracia», replicaba una de ellas. «Fan número 1 es algo muy grande y tú pierdes puntos cada vez que hablas, niñata», le espetó otra (muy a lo Belén Esteban). «Ese puesto es para su familia que lo han apoyado desde el principio. Discreción», le recomendó una tercera; por no decirle ‘calladita estás más guapa’. Con razón le duran tan poco las novias a ‘Bisbi’. No solo está el filtro de su protectora y, según dicen, controladora familia (Eugenia parece haberlo pasado, porque ha congeniado muy bien con la hermana de David), es que luego está el de la ‘famiglia’ de las fans, un grupo de poder dispuesto a practicar el ‘perrohortelanismo’ (ni como ni dejo comer) hasta sus últimas consecuencias. Arrimarse al cantante de los tirabuzones y presumir de ello en la red es meterse en un peligroso bucle que desata las iras de sus más agresivas seguidoras. Que se lo digan si no a la China Suárez, que en eso acaba de ver las orejas al ‘lobby’.


No es fácil pastorear a una enfervorecida hinchada. Enrique Iglesias, que suele ser un maestro en la relación con sus fans (a veces hasta las sube al escenario y las besa), acaba de tener una experiencia amarga en El Cairo por un exceso de celo de los ‘seguratas’. Los espectadores de las primeras filas denuncian que los fustigaron con cinturones de cuero para mantenerlos a raya. Y al fan el espíritu de sacrificio se le supone, pero el masoquismo no. Por suerte para Enrique, sus fans hace mucho que han metabolizado a Kournikova.


A Bisbal le va a llevar todavía un rato que asimilen a su Eugenia. El almeriense y la argentina se conocieron en abril en un videoclip y se tomaron con tal realismo sus respectivos papeles que al terminar la grabación ya estaban colados el uno por el otro. La China, de apodo tanguero y borgiano, es toda una celebridad en su tierra como protagonista de culebrones juveniles. «Ya no tengo carácter de mierda, maduré», proclama en su cuenta de Twitter, muy sutil ella, mientras exhibe una foto en la que muestra un tatuaje en la espalda que reza: ‘Japanese Blood’ (sangre japonesa), en homenaje a su abuela de origen nipón. A sus 22 años muy vividos, esta resuelta porteña se declara «mamá enamorada perdidamente de Rufina», la hija que tiene del actor Nicolás Cabré. Dice Bisbal que él y Eugenia poseen «una personalidad parecida», que de ella le enamora el sentido del humor y el que «siempre está agradeciendo». A las soliviantadas fans, la China les aclaró que lo de considerarse la número uno fue «una humorada». Pero también les advierte: «Sigo queriendo más a los perros que a las personas».