Penélope vuelve a provocar

Cruz dirige otro erótico anuncio de lencería de tintes machistas, mientras al futbolista cristiano Ronaldo le impiden ‘invadir’ América con sus calzoncillos

Penélope Cruz
Penélope vuelve a provocar
Penélope Cruz

Penélope Cruz no sale este verano del desierto. Y a pesar de ello, no para de meterse en jardines. Ahora acaba de matizar y suavizar sus feroces críticas a Israel por bombardear la franja de Gaza. No quiere que la tachen de antisemita (los que manejan los hilos de Hollywood). ?¡Arrepentidas las quiere Sión! Y sobre todo, el ‘star-system’. El otro desierto en el que se ha perdido Pe no tiene nada de bélico. Es más de hacer el amor que la guerra. Ese árido secarral, que podría estar en Almería o en los Monegros, es el marco incomparable elegido por la actriz para su segundo spot de la firma de lencería subida de tono L’agent Provocateur. El anuncio, que ayer celebró su lanzamiento internacional, será nuevo pero cae en la vieja provocación de siempre. Penélope, guionista y directora del vídeo, vuelve a buscar el escándalo. Si el año pasado consiguió que esas imágenes se censuraran en Youtube, este año va camino de lograr que lo incluyan (como poco) en la sección oficial del Festival Erótico de Reus.


Con lo liberada que parece Cruz, y el hombre tan progresista y presuntamente evolucionado que vive a su lado, y sin embargo qué imagen tan retrógrada y machista tiene ella de los hombres... Según los presenta en su nuevo trabajo como directora, la actriz imagina que un tío, incluso cuando se está muriendo de sed en mitad de un desierto, lo único con lo que sueña son tetas y culos... Quién quiere agua, ‘en habiendo’ carne, parece ser el mensaje. Si ya el tráiler lo insinuaba, su versión completa, colgada desde ayer en la red, supera todas las expectativas. Aunque el guión de original tiene poco. Es clavadito al del año pasado: la recreación de los sueños eróticos de un salido, solo que en este caso el protagonista es un náufrago y no un obrero de la construcción. Está claro que como guionista Pe no tiene la menor intención de aspirar al Óscar. 


Esta vez el salido lo interpreta con cierta convicción, aunque sin llegar al método Stanislavski, el modelo Jon Kortajarena, que hace como que se arrastra por el desierto, con pocas fuerzas pero con muchas ganas, en dirección a una especie de oasis del porno, donde unas macizas semidesnudas (la lencería de Pe es de las que en lugar de tapar desviste) practican insinuantes contorsionismos... Tan tópicos y tan manidos que a su lado ‘Las alegres chicas de Colsada’ quedan avanzadas y modernas. 


Una de dos, o el porno es una especie de ‘ébola’ que lo está infectando todo o los famosos tienen una fijación malsana con la lencería. Porque no hay celebridad que no pruebe hoy día fortuna con su propia marca de ropa interior. Cristiano Ronaldo, por ejemplo, es un exitoso vendedor de calzoncillos (y en sus ratos libres, futbolista) que triunfa en el mundo entero con un modelo de ‘slip’ ajustado y ‘marcapaquetes’ que no tiene inconveniente en lucir como modelo; algo a lo que no se ha atrevido Pe con sus diseños.


Siguiendo la estela de David Beckham, otro magnate en el negocio del calzón de diseño, Cristiano está intentando introducirse en el apetitoso mercado norteamericano, pero acaba de chocar con un escollo. Resulta que un tal Christopher Renzi (nada que ver con el primer ministro italiano) ya tiene registrada la marca CR7 y no está dispuesto a que Cristiano le plagie. Y mientras ellos pelean en los tribunales, al náufrago Kortajarena ya le ha dado tiempo de llegar al orgiástico oasis... Cuando de pronto despierta y ¿qué encuentra? Nada, la soledad del desierto, y a su lado (horror) unos polvorientos calzoncillos... Tal vez los omnipresentes gayumbos de Cristiano Ronaldo.