La crisis no puede con el comercio justo

Supermercados y grandes superficies se incorporan a su venta, que se han subido un 33% desde 2008.

Uno de los establecimientos que venden productos de comercio justo en Zaragoza
La crisis no puede con el comercio justo

Café, chocolate o azúcar, pero con un 'sabor' especial. Es el que le da saber que sus productores han recibido un trato justo y en su elaboración se ha respetado el medio ambiente. Estos artículos supusieron en 2012 el 88% de las ventas en comercio justo, que crecieron un 6% a pesar de la crisis.


En Aragón, una treintena de establecimientos ofrece productos de alimentación o artesanía que cumplen con los requisitos de este tipo de comercio. Organizaciones como Medicus Mundi o Cáritas los venden en sus locales, pero algunos comercios también se han sumado e incluso han llegado a los supermercados y las grandes superficies, como Simply, Alcampo, Carrefour, Eroski o El Corte Inglés.


"Las tiendas de comercio justo son minoristas y la crisis les ha afectado. Pero los productos también se encuentran en establecimientos convencionales y en los últimos seis años han ido creciendo", explica Álvaro Goicoechea, director de Fairtrade Ibérica, la organización encargada de certificar los artículos que se ajustan a los estándares del comercio justo en España. Según Goicoechea, los supermercados son el lugar en alza para la compra de estos artículos, por su cercanía al consumidor. "Creemos firmemente que hay que ofrecer en los lineales este tipo de productos para que los clientes tengan un mayor conocimiento y acceso a ellos", aseguran fuentes de Simply.


Las primeras en llegar fueron, eso sí, las pequeñas tiendas de comercio justo. Hace 24 años se abrió la primera de Zaragoza, Tasba Pri, que se encontraba en el centro del paseo de Fernando el Católico, en un colorido quiosco que desapareció en 2009 con las obras del tranvía. Pero no fue el fin de este tipo de actividad. Otras tiendas habían recibido ya el testigo, como Suralia, que en 2005 abrió sus puertas en los bajos del centro Joaquín Roncal.


Aunque lo que más se vendan son los chocolates, cafés y tés y el azúcar y las galletas, en estas tiendas se encuentran muchos más productos: cereales, especias, zumos, productos cosméticos... son solo algunos de los que cuentan con el certificado de comercio justo. Artículos de los que sus vendedores niegan que sean más caros que los convencionales. "Valen lo mismo que productos de su misma calidad", explica José Miguel Capapé, de la Fundación Aragonesa de Solidaridad (FAS), la organización que gestiona Suralia. Se trata de artículos en los que no solo se ha evitado la explotación de sus productores, sino que también se garantiza que no son transgénicos, se ha respetado el medio ambiente y son ecológicos.


En el precio se incluye también la llamada 'prima de comercio justo', un dinero que se da a las cooperativas productoras para realizar proyectos para toda la comunidad, como la creación de escuelas, centros de salud... "Hay un beneficio para toda la comunidad", subraya Simona Basile, de Intermón Oxfam. En comercio justo se trabaja solo con cooperativas, ya que se fomenta la participación. "Se hace comunidad, hay un empoderamiento y las mujeres pueden ocupar un puesto en la cooperativa y votar", explica Basile.


Oxfam Intermón también tiene una tienda en Zaragoza en la que se pueden comprar sus productos. Pero muchos supermercados y tiendas minoristas venden los artículos que esta organización distribuye desde 1994. Encontrar sus chocolates o cafés en muchos establecimientos ha mejorado la visibilidad. "Tienen un público muy amplio, mayor que las tiendas de comercio justo, que no llegan a 100 en toda España", apunta. El crecimiento de las ventas es importante, ya que permite un mayor desarrollo de los productores. "Hay que llevarlos a donde la gente compra", concluye José Miguel Capapé.


Los pequeños establecimientos también se suman a este tipo de venta. Tiendas como Bio Bio, Mundo Imaginado, Con Buen Rollito... los incluyen entre sus artículos. "Vendemos productos de Intermón oxfam y Alternativa 3", explica Jesús Bayego, dueño de La Natural, una tienda especializada en productos ecológicos que acoge una sección de comercio justo. "Los clientes lo consumen y hemos tenido que ir ampliando la selección", asegura.


Sin embargo, siguen siendo minoría. En Aragón, es complicado encontrar tiendas de comercio justo fuera de Zaragoza. "Queda mucho camino por recorrer respecto a Europa. El consumo por persona es mucho más bajo que en Suiza o Reino Unido", señala Basile. Las cifras le apoyan: en 2012 cada español gastó de media unos 0,60 euros en productos de comercio justo, frente a los 5 euros de media de los europeos.


Consumirlos en el medio rural es muy difícil. La forma más sencilla es comprar por internet, aunque algunas personas se han aventurado a lanzarlos en pequeñas localidades. Es el caso de Isabel Félez, propietaria de Chocolates Artesanos Isabel. Desde Alcorisa ofrecen sus bombones, turrones y tabletas a todo el mundo, a través de su tienda virtual.


La física abrió en 1997, aunque no fue hasta 2008 cuando empezaron a elaborar sus chocolates con cacao, azúcar, etc. de comercio justo. "Conseguimos el certificado el año pasado", apunta Félez, quien tomó la decisión de cambiar de productos porque ella misma consumía comercio justo. "14 millones de personas trabajan en condiciones muy duras el cacao, del cual el 70% desconocemos su origen", explica. Un informe de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo indica además que solo entre el 3% y el 6% del precio de las chocolatinas llega a los productores de cacao, frente al 16% que recibían hace una década.


Para Félez, la mayor dificultad no ha sido conseguir compradores, sino encontrar las materias primas. "Hay pocos proveedores y tuvimos que cambiar la forma de trabajar, incluso algunos sabores, porque, por ejemplo, no hemos encontrado algunos azúcares, harinas? El mercado es bastante limitado y debemos que acoplarnos a lo que hay".