Los centros comerciales, de institución a anacronismo

La compra 'online' ha despojado de sentido a los tradicionales 'malls' en muchos aspectos.

Centro comercial abandonado en Texas
Los centros comerciales, de institución a anacronismo

Coche y compras. Este ha sido el binomio sagrado del fin de semana para millones de estadounidenses durante los últimos sesenta años. Pero ahora, con la tendencia de lo local y la compra "online", los centros comerciales dejan de ser una institución para ir camino de convertirse en un anacronismo.


Esa costumbre tan estadounidense de ir a pasar el día al centro comercial agoniza y deja con su marcha un panorama de gigantescos 'malls' vacíos en mitad de la nada. La caída de la popularidad de estos espacios en la nación que los veneró durante décadas es tal que muchos ya han certificado su "defunción".


La página web www.deadmalls.com (centros comerciales muertos) se dedica a documentar con imágenes y testimonios el estado muchas veces lamentable en el que han quedado otrora boyantes centros comerciales en ciudades, pueblos y autopistas de todo el país.


"En 10 o 15 años, el típico centro comercial estadounidense, a no ser que se reinvente completamente, será un anacronismo histórico, una anormalidad de los años 60 que ya no satisface las necesidades del público, de los minoristas ni de la comunidad", sentenció en enero durante la convención anual de la Federación Nacional de Minoristas Rick Caruso, consejero delegado de Caruso Affiliated, una de las inmobiliarias más importantes del país.


Los cálculos de otros expertos coinciden con su tesis: el 15% de los centros comerciales de Estados Unidos cerrarán o dejarán de ser espacios de venta en diez años para convertirse en escuelas, oficinas o incluso iglesias, según los últimos datos de Green Street Advisors.


La popularización en los últimos años de la compra por internet ha asestado un golpe mortal a los centros comerciales no solo como punto de venta sino también como espacio social. Los 'mall' no han salido indemnes de las consecuencias de una vida cada vez más desplazada a la red.


La compra 'online' ha despojado de sentido a los centros comerciales en muchos aspectos y les supera en las que tradicionalmente eran sus grandes bazas: la comodidad, la eficiencia y la posibilidad de elegir entre más opciones que las que ofrece el pequeño comercio urbano.


Al principio muchos consumidores eran recelosos de la compra a través de internet por temor a ser engañados o, simplemente, porque no estaban familiarizados con la red y se sentían más cómodos viendo el producto físicamente y solucionando las dudas con personas en lugar de con una máquina.


Pero el sistema se ha sofisticado en los últimos años y se ha granjeado la confianza de miles de consumidores que se han rendido ante la conveniencia de adquirir el producto deseado desde el confort del hogar entre una oferta inimaginable en las tiendas físicas con descuentos, envío gratuito o barato a domicilio y el consejo de expertos y de otros consumidores.


A eso se suma la poderosa tendencia de la vuelta a lo local, al comercio de barrio, a buscar un producto diferente del resto. Una moda a la que se ha entregado la generación del milenio, obsesionada con forjarse una existencia especial y única en la que desde luego los nada exclusivos productos de las grandes cadenas y la masificación de los centros comerciales no tienen cabida.


Pero aunque los blogs de tendencias han colgado la etiqueta de "pasado de moda" a los centros comerciales y los expertos en economía pronostican su progresiva desaparición tal y como los conocemos, aún quedan nostálgicos que se resisten a pensar que esos enormes lugares en los que pasaron muchas horas de su adolescencia o de sus años como jóvenes padres están destinados a desaparecer.