El Papa ve "ofensivo" que se le pinte como "un Supermán"

El Pontífice dice que Benedicto XVI fue el primero en renunciar pero que "tal vez haya otros".

El papa Francisco
El Papa ve "ofensivo" que se le pinte como "un Supermán"

El Papa Francisco ha explicado que le resulta "ofensivo" que se le presente "como si fuese una especie de Supermán, una especie de estrella" y ha negado los rumores sobre sus salidas por la noche para ayudar a las personas sin hogar que duermen en los alrededores del Vaticano, algo que "jamás" se le ocurriría hacer.


"Me gusta estar entre la gente, junto a los que sufren, y andar por las parroquias. No me gustan las interpretaciones ideológicas, una cierta mitología del papa Francisco. Cuando se dice, por ejemplo, que salgo de noche del Vaticano para ir a darles de comer a los mendigos de Via Ottaviano. Jamás se me ocurriría. Sigmund Freud decía, si no me equivoco, que en toda idealización hay una agresión. Pintar al Papa como si fuese una especie de Supermán, una especie de estrella, me resulta ofensivo. El Papa es un hombre que ríe, llora, duerme tranquilo y tiene amigos como todos. Es una persona normal", asegura en una entrevista publicada por Il Corriere della Sera'.


Además, el Papa comenta que no le molestó que lo acusaran de marxista tras la publicación de la exhortación apostólica 'Evangelii Gaudium', pero recuerda que nunca compartió la ideología marxista "porque es falsa", aunque matiza que conoció "a muchas personas buenas que profesaban el marxismo".


También recuerda a su predecesor, Benedicto XVI, que "no es una estatua de museo", sino "una institución", a la que no se estaba acostumbrado porque "sesenta o setenta años atrás, la figura del obispo emérito no existía". Así, el Papa piensa que Benedicto, al que define como "discreto y humilde", es "el primero", pero asegura que "tal vez haya otros".


Sobre su papel durante este año, el Pontífice cuenta que Benedicto XVI y él lo hablaron "juntos" y llegaron "a la conclusión de que era mejor que viera gente, que saliera y participara de la vida de la Iglesia". Francisco sabe que "algunos hubiesen querido que se retirara a una abadía benedictina muy lejos del Vaticano", pero él pensó "en los abuelos, que con su sabiduría y sus consejos dan fuerza a la familia y no merecen terminar en una residencia".


Además, acerca de sus habituales llamadas telefónicas, el Pontífice señala que a veces no se creían que era él en persona y explica que "cuando uno llama es porque tiene ganas de hablar, una pregunta que hacer, un consejo que pedir", que es "un servicio", que le "sale así". En cualquier caso, indica que "cuando era cura en Buenos Aires", le resultaba "más fácil" y ahora no tanto por la cantidad de gente que le escribe.


"Una señora viuda de 80 años que había perdido a su hijo. Me escribió. Y ahora le pego una llamadita una vez por mes. Ella está feliz, y yo hago de cura. Me gusta", subraya.


Por otra parte, Francisco se refiere al tema de la familia, argumento principal del próximo Sínodo de Obispos de octubre, y reconoce que la familia "atraviesa una crisis muy seria", que "los jóvenes ya no se casan", que "hay muchas familias separadas, cuyo proyecto de vida común fracasó" y que "los hijos sufren mucho". Ante esta situación, cree que la Iglesia debe "dar una respuesta" tras hacer una "reflexión profunda" en la que "podrán afrontarse seriamente las situaciones particulares, también la de los divorciados".


En este sentido, comenta el informe del cardenal Walter Kasper en el último consistorio que analizaba la distancia entre la doctrina sobre matrimonio y familia y la vida real de muchos cristianos para definirlo como una presentación "hermosa y profunda" y añade que "los cardenales sabían que podían decir lo que quisieran, y presentaron puntos de vista diferentes, que siempre son enriquecedores". "Me hubiera preocupado más que en el consistorio no se desatara una discusión intensa, porque no habría servido de nada", precisa."El matrimonio es entre un hombre y una mujer"

El Papa también explica que "el matrimonio es entre un hombre y una mujer" y admite que "los Estados laicos quieren justificar la unión civil para regular diversas situaciones de convivencia, impulsados por la necesidad de regular aspectos económicos entre las personas, como, por ejemplo, la obra social" y añade que "hay que ver cada caso y evaluarlos en su diversidad".


El Papa defiende que "los valores son valores y basta" y afirma que nunca entendió la expresión "valores no negociables". Así, sobre la posibilidad de prolongar la vida en estado vegetativo, Francisco reconoce no ser "un especialista" aunque apunta que la "doctrina tradicional de la Iglesia dice que nadie está obligado a usar métodos extraordinarios cuando alguien está en su fase terminal". Además, agrega que pastoralmente, en estos casos, él siempre ha aconsejado "los cuidados paliativos" y que en casos más específicos "conviene recurrir al consejo de los especialistas".


Por otra parte, con respecto a los abusos a menores dentro de la Iglesia, el Papa reconoce que "son tremendos porque dejan heridas profundísimas", recuerda que "Benedicto XVI fue muy valiente y abrió el camino", que "la gran mayoría de los abusos provienen del entorno familiar y de la gente cercana" y que "la Iglesia Católica es tal vez la única institución pública que se movió con transparencia y responsabilidad", porque "ningún otro hizo tanto". Por ello, lamenta que "la Iglesia sea la única atacada".


Asimismo, el Papa proclama que "la mujer puede y debe estar más presente en los puestos de decisión de la Iglesia" e invita a pensar que la Iglesia lleva el artículo femenino, "la", y que "es femenina desde su origen". Asimismo, explica que la profundización teologal ya "está en marcha" y que el presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, el cardenal polaco Stanislaw Rylko, está "trabajando en esta dirección con muchas mujeres expertas". Globalización

Sobre la globalización financiera, el Pontífice apunta que "salvó de la miseria a muchas personas, pero condenó a muchas otras a morir de hambre, porque con este sistema económico se vuelve selectiva". Según subraya, la actual globalización "esférica" económica, y sobre todo financiera, produce "un pensamiento único, un pensamiento débil" porque "en su centro ya no está la persona humana, sólo el dinero".


En cuanto a la reforma de la Curia, Francisco revela que en marzo "no tenía ningún proyecto para cambiar la Iglesia", porque no se esperaba "esta transferencia de diócesis" y que empezó "a gobernar buscando poner en práctica todo lo que había surgido en el debate entre los cardenales de las diversas congregaciones". Durante estas, según apunta, "se había hablado de la situación espiritual de las personas que trabajan en la Curia", y admite que había que dar "más importancia a los ejercicios espirituales anuales" frente a los tres rezos al día que se escuchaban antes en la Curia.


En todo caso, asegura que "el Papa no está solo en su trabajo porque es acompañado por el consejo de muchos" aunque matiza que "hay un momento, cuando se trata de decidir, de poner la firma", en el que queda solo "su sentido de la responsabilidad".


Finalmente, sobre el "pauperismo" como "una de las interpretaciones críticas", explica que "el Evangelio condena el culto a la riqueza" y explica que "en el Medioevo, había muchas corrientes pauperistas" y que San Francisco tuvo "la genialidad de colocar el tema de la pobreza en el camino evangélico". "Jesús dice que no se puede servir a dos amos, Dios y el dinero y que la pobreza nos aleja de la idolatría y abre las puertas a la Providencia", puntualiza.