La Alta Costura de Gaultier y Saab adelanta la primavera

La actriz española Paz Vega y la francesa Catherine Deneuve en la primera fila del desfile.

Desfile en París
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AGENCIAS

Mientras en las calles de París llovía y arreciaba el frío, en las salas acondicionadas para los desfiles de la Semana de la Moda floreció la primavera prerrafaelita de Saab y revolotearon las siluetas de mariposa de Gaultier.


Las hombreras crecieron hasta convertirse en alas, mientras que la cintura se estrechó en un drapeado, y los volantes se extendieron lateralmente para evocar la forma de una mariposa que el modisto francés Jean Paul Gaultier desarrolló a lo largo de todo el desfile de Alta Costura.


"Fue como un experimento", confesó el diseñador tras la presentación, respecto a una colección primavera-verano que le incitó a salir de su patrón de prendas estructuradas y le permitió jugar con los volúmenes y "la búsqueda de ligereza".


Este insecto lepidóptero se impuso en las solapas, en el guipur que construyó un pantalón y en los tocados, aunque estuvo omnipresente en la forma de todos los modelos.


Las plumas en la cabeza, que evocaron el baile y la canción de las "showgirls", ascendieron exageradamente hacia el cielo, hasta que alcanzaron su máximo nivel con la novia que, vestida con un "body", sostuvo el velo sobre un impresionante penacho blanco.


La diva del burlesque, Dita Von Teese, desfiló sobre la pasarela instalada en la sede de la firma, en la céntrica calle Saint-Martin, con un corsé que emulaba una mariposa monarca en un crisol de azules, en satén y organza.


"La naturaleza está tan bien hecha que los colores reales de las mariposas son más bonitos que los que yo he presentado", aseguró Gaultier, quien se deslizó por el coral, el cobalto, el berenjena, el fucsia o el naranja fluorescente.


La actriz española Paz Vega y la francesa Catherine Deneuve descubrieron la primavera-verano de Gaultier desde la primera fila del desfile.


Vega también acudió a la presentación de Elie Saab en el Teatro Nacional de Chaillot, en la plaza del Trocadero, donde declaró que la colección del modisto libanés le había parecido "como un sueño" y "súper femenina".


Saab, uno de los reyes de las alfombras rojas, proyectó un nuevo recital de vestidos de tules y muselinas con sus reconocibles bordados de flores, pedrerías y lentejuelas.


Con su colección de Alta Costura "Promesa de primavera", el diseñador ha querido evocar el mundo de los pintores prerrafaelitas, cuya delicadeza se plasmó en los drapeados en rosa palo, jazmín o azul hortensia.


Los vestidos largos, en ocasiones semitransparentes, se ajustaron con un cinturón fino o eclosionaron en faldas voluminosas de seda.


Los corpiños expusieron también una versión geométrica con un escote de palabra de honor que descendía en el centro en forma cuadrada.


La gran mayoría de las siluetas se presentaron en monocolor, salvo cinco vestidos que se degradaron del negro de la parte superior a un ligerísimo rosa a la altura de los pies, en un fundido que atravesó diversas tonalidades de violetas e incluso minúsculas flores.


Estas prendas de princesa oscilaron del azul, al amapola y al violeta imperial, pasando por el oro, el blanco y el negro.


Las faldas de los vestidos fueron largas y plisadas, "évasées" por debajo de la rodilla o abultadas.


La jornada de desfiles abrió con Maison Martin Margiela y su colección "vintage" que integró las piezas que la casa ha ido coleccionando desde 1988.


Así, Mariano Fortuny revivió a través de sus tejidos, unos retales que el equipo creativo de Margiela integró en vestidos-camiseta.


En esta colección coleccionista, la firma elaboró también una chaqueta sin mangas con todo tipo de objetos, como botones o perlas, así como un impresionante abrigo confeccionado a partir de un cartón para tapicería de 1896, de los talleres Raymond Picaud, con el cuadro de Paul Gauguin "La esposa del rey".