Gastronomía

Arola y Fort reabren el Arola Gastro sin ganas de "revancha"

Si el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, hubiera sido este miércoles uno de los clientes del Arola Gastro (2 estrellas Michelín), el chef catalán le hubiera dado de comer "exactamente igual" que a cualquier otro cliente.

El chef Sergi Arola
Arola y Fort reabren el Arola Gastro sin ganas de "revancha"
EFE. EMILIO NARANJO

Con el respaldo de sus clientes, el apoyo de su equipo, la sensación de comenzar una "etapa nueva" y sin ganas de "revancha". Así han reabierto este miércoles Sergi Arola y Sara Fort su restaurante Arola Gastro tras pasar dos de las peores semanas de su vida profesional.


Si el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, hubiera sido este miércoles uno de los clientes del Arola Gastro (2 estrellas Michelín), el chef catalán le hubiera dado de comer "exactamente igual" que a cualquier otro cliente porque para Arola, ahora, no es tiempo de "revancha".


"No soy revanchista, creo que en este país tenemos problemas más serios. A mi me preocupan mucho los temas de corrupción que estamos viendo, estamos viviendo una especie de 'harakiri' informativo y parece que hemos convertido en un mantra el tema de la irresponsabilidad de los políticos", ha dicho Arola a Efe.


Durante estas dos semanas Arola Gastro ha perdido alrededor de 6.000 euros al día ya que se trataba de fechas "muy importantes" en su calendario. Cifra que no les ha hecho menguar, sino mirar hacia adelante y tomar este "parón" como punto de inflexión.


Según Sara Fort, jefa de sala del restaurante y finalista en el pasado Premio Nacional de Gastronomía como Mejor Director de Sala, este "cambio" les ha servido para pensar en nuevos proyectos.


"Queremos potenciar el restaurante y abrir en la zona de coctelería un taller, esto sería una buena opción para que el cliente pudiera tener dos opciones, un restaurante más asequible, pero con elegancia, y el gastronómico, que tiene que estar siempre", ha contado Fort.


Planes que toman más fuerza al ver la respuesta de clientes y amigos tras la apertura de este miércoles, jornada en la que en el turno de noche harán disfrutar a 22 comensales, cifra que anuncia un casi lleno ya que el local madrileño tiene una capacidad para 33 personas.


"Hemos tenido muy buena respuesta con todo el público -ha puntualizado Fort- gente que hacía mucho tiempo que no venía, gente que quiere volver para apoyarnos, que la gente esté contigo te reconforta", ha agregado.


Más irónico se ha manifestado el cocinero catalán para quien, aunque el día de este miércoles no iba a variar nada respecto a su menú habitual de cada temporada, sí que bromeaba con el hecho de cambiar algo en su brazo.


"Igual me da un siroco raro -ha expresado- y me hago un tatuaje de la Agencia Tributaria en algún lado de mi brazo para acordarme de lo que han sido estas semanas realmente odiosas, lo único que espero es pasar página lo antes posible".


Sin vientos, pero con el habitual ritmo frenético, trabajaban los trece empleados del restaurante, 9 en cocina y 4 en la sala. Cocineros y personal de sala a quien Arola y Fort han agradecido el estar a su lado.


"La mayoría del equipo me ha mandado mensajes de enhorabuena y apoyo, y me han dicho que tenían ganas de seguir con nosotros", ha afirmado la jefa de sala, al tiempo que Arola ha puesto de manifiesto también que "la lectura positiva" de estas semanas ha sido el "respaldo" de su equipo y de su "gente" en los restaurantes de Barcelona, Portugal o la India.


Para el personal del restaurante gastronómico madrileño, cuya bodega, coctelería y mesa adjunta a la cocina fueron precintadas por Hacienda y la Seguridad Social tras contraer una deuda de 148.000 euros y 160.000, respectivamente, la vuelta también ha sido un motivo de alegría ya que suponía "no perder el trabajo", como ha comentado uno de sus empleados.


Algo que tampoco temen perder ni Sara Fort ni Sergi Arola son las dos estrellas Michelín y los tres Soles de la Guía Repsol que les avalan.


"Son reconocimientos a nuestros trabajos y esto no tiene por qué cambiar", ha concluido la jefa de sala quien, con sus características botas de cowboy en piel de serpiente, se disponía a atender a aquellos por los que siguen al pie del cañón, sus clientes.