Según la Asociación Española de Psiquiatría Privada

Los familiares de las personas en paro padecen más ansiedad que los propios desempleados

El consumo de ansiolíticos forma parte del tratamiento.

Los familiares de las personas en paro padecen más ansiedad que los propios desempleados, según ha explicado el vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), el doctor José Antonio López Rodríguez.


A su juicio, "el cerebro prioriza" de modo que si no se tiene para dar de comer a los hijos, "difícilmente se padecerá una crisis de ansiedad, pues se tienen cuestiones más primarias que atender". En cambio, los familiares de estas personas "tienden a padecer más ansiedad", sostiene.


De los progenitores de la persona parada, la madre es la que suele padecer más ansiedad por la falta de trabajo de su hijo, ya que presenta una prevalencia "entre dos y tres veces" superior a la del padre", manifiesta López Rodríguez.


En la actualidad, la ansiedad "tiene una prevalencia en España que fluctúa entre el 5% y el 20%", señala al tiempo que explica que "es una enfermedad infradiagnosticada, aunque el número de casos no diagnosticados se está reduciendo a lo largo de los últimos años". Esta nueva coyuntura de debe a que "cada vez los pacientes acuden con mayor frecuencia al especialista debido a la crisis económica", subraya.


Es necesario un cambio en el estilo de vida


Otro de los motivos por los que se produce un aumento de la ansiedad es "el hecho de trabajar en entornos muy competitivos", lo que hace que ésta se convierta "incluso en patológica". Para él, es "necesario" cambiar el estilo de vida y hacer más ejercicio físico, sin embargo, lamenta que los pacientes aducen "falta de tiempo" para realizar este tipo de actividades.


Algunas de las consecuencias de la ansiedad pueden ser trastornos del sueño y de los ritmos circadianos, lo que se traduce en que las personas duerman mal "y en malas condiciones", sostiene López Rodríguez. En este sentido, añade que el consumo de sustancias estimulantes, como el café o ciertas bebidas, así como los cambios de turno en determinados empleos, "han rebajado la cantidad pero también la calidad de las horas de sueño".


Por último, apuesta por darle "la importancia justa" al incremento de la ingesta de ansiolíticos. "Se debería desdramatizar el consumo de estos fármacos que, junto con la psicoterapia y la modificación del estilo de vida, conforman parte del tratamiento contra la ansiedad", concluye.